QUE SE DICE
A cada quien lo suyo

QUE SE DICE <BR>A cada quien lo suyo

¿Quién ha dicho que debe existir, necesariamente, una correspondencia entre los salarios que devengan policías y oficiales superiores y sus equivalentes en el Ejército Nacional, la Fuerza Aérea y la Marina de Guerra, cuando desempeñan tareas tan distintas en la sociedad a la que sirven? Así como no puede ser objeto de la misma valoración social el trabajo que realizan un médico o un maestro que el que desempeñan un inspector de Obras Públicas o un oficinista de Aduanas, no puede equipararse tampoco la tarea a la que se enfrenta un policía, obligado a salir todos los días a las calles a jugar ruleta rusa con la muerte, con la apacible y tranquila existencia que llevan los guardias en sus cuarteles y dotaciones en tiempos de paz duradera como los que vivimos. No es un problema de discriminación o de falta de equidad sino de justicia; cada quien debe recibir lo que merece.

 Se buscan demócratas

Hay que repetirlo hasta el cansancio y, si fuere necesario, mucho más allá: la principal carencia de la democracia dominicana, independientemente de sus avances y retrocesos, de sus flujos y reflujos, es -paradójicamente- de demócratas convencidos y cabales, cotidianos e integrales. Nos hemos acostumbrado, por comodidad o simple vocación para la impostura, a creer en la democracia solo de la boca para fuera, en aquella que se pregona en los discursos politiqueros y los programas de televisión, en los seminarios y foros académicos, en los altoparlantes del Congreso o de las plazas públicas, pero que se niega en el consuetudinario irrespeto a las ideas ajenas o distintas a las nuestras, en la intransigente exclusión de los que no piensan como nosotros, en el olímpico desprecio a las leyes cuando no nos convienen sus mandatos. Los seminarios, las cumbres regionales y las altisonantes proclamas sobre la modernidad siempre quedan bien, quién lo discute, pero la vida dominicana necesita, en materia democrática, más hechos y menos palabras. En esencia, más demócratas verdaderos y cabales, cotidianos e integrales.

 En manos del enemigo

Como estamos hablando de una denuncia que se repite una y otra vez, como lo atestiguan los frecuentes casos que llegan hasta los medios de comunicación, bien haría el departamento de Asuntos Internos de la Policía Nacional, si acaso existe algo así en la institución del orden, en tomar nota de lo que está ocurriendo en muchos de sus cuarteles, donde a partir de determinadas horas, sobre todo de la noche, sus agentes se niegan a recibir las querellas que, con todo derecho, acuden a depositar los ciudadanos. Por tratarse en esta ocasión del empresario artístico Luis Medrano, una figura muy conocida, tal vez llame más la atención de la opinión pública la inexplicable actitud de la Policía de Bonao de negarse a recibir la querella por el intento de secuestro del que fue víctima el empresario de parte de siete individuos que, coincidencialmente, se identificaron como policías. Si al desamparo que supone el hecho de que sea la autoridad supuestamente responsable de protegerte, que para colmo pagas con tus impuestos, la que te asalte en plena calle o te aceche para matarte en un callejón hay que sumarle ahora la desgracia de que esa misma autoridad se niega a prestarte auxilio cuando la necesitas entonces sí es verdad -como decían los viejos de antes, cuando todavía se conocía el asombro- que llegamos a donde íbamos. Ni un centímetro más.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas