Acciones como las que un político solicite relevar de su cargo a un técnico de alta calificación, designado por decreto, no solamente me sorprende, sino que no estimula a que intelectuales serios incursionen en política”. Y tiene razón el doctor César Mella, quien calificó como una falta de respeto y una desconsideración la carta que le envió el presidente del PRD, Miguel Vargas Maldonado, en la que le informa que dispondrá de su cargo como director del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS) para darle el puesto “a otro compañero”. Pero aún así nuestra desacreditada política conserva poderosos atractivos que hacen que un profesional con el prestigio del conocido psiquiatra se arriesgue a ser maltratado y desconsiderado, probablemente los mismos atractivos que hicieron que olvidara (hasta que llegó la carta, desde luego) con quien estaba tratando y, sobre todo, el rasgo autoritario de la personalidad del presidente del PRD, condición que dada su experiencia profesional no pudo haberle pasado inadvertida. Quizá nunca pensó que podría llegar tan lejos, ni que lo trataría como “un carajo a la vela” mas de los que tiene a su servicio en el PRD chiquito que gobierna como un déspota, donde los aplausos son unánimes y le celebran todas sus arbitrariedades porque, de lo contrario, e´ pa´ fuera que van, como ya le ocurrió a Guido Gómez Mazara. Lo que estoy tratando de decirles, por si todavía no captan la idea, es que César Mella sabía en lo que se metía cuando le dio su bendición al acuerdo con el PLD, como sabía también que la única razón por la cual la entelequia que seguimos llamando IDSS funciona (es un decir) es para que pueda servir de reservorio del parasitismo político que se alimenta del Presupuesto Nacional que otros prefieren llamar, con notable economía de palabras, clientelismo.