QUE SE DICE
Alborotando el gallinero

QUE SE DICE <BR>Alborotando el gallinero

Dos gallos no caben en un mismo gallinero. Con esa simple expresión, de neta factura popular, describe alguna gente el panorama que se avizora a lo interno de Partido Revolucionario Dominicano, donde tarde o temprano (¿o más temprano que tarde?) se producirá el inevitable choque de trenes, en materia de liderazgo, entre el presidente Hipólito Mejía, hoy por hoy indiscutido jefe del PPH, y el ingeniero Ramón Alburquerque, flamante presidente del PRD y senador por Monte Plata.

No es una coincidencia, se argumenta, que el ex mandatario haya decidido hacer efectivo su liderazgo político ante el Congreso Nacional, expresado en su exhortación a los legisladores perredeístas para que aprueben lo antes posible el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. El ingeniero Alburquerque, que no tiene un pelo de tonto, es perfectamente consciente de que ese pleito está casao de antemano, que será solo cuestión de tiempo para que se produzca, aunque en las presentes circunstancias se acoja a lo que dicta la prudencia; mantenerse alejado de las confrontaciones, por lo menos hasta que reúna las fuerzas suficientes para salir al ruedo con posibilidades de ganar.

Poderoso caballero

El doctor Franklyn Almeyda, como siempre sin pelos en la lengua, ha tenido el coraje de dar la clarinada. Falta saber si en el Partido de la Liberación Dominicana, o mejor dicho el «monstruo» en que lo ha convertido la masificación, tendrán tiempo de detenerse a escucharla. Según Almeyda el dinero, ese poderoso caballero, ha sido determinante en el recién concluído proceso de selección de los nuevos miembros del Comité Central peledeísta, pues la mayoría de los cargos han ido a parar a manos de los que más cuartos han gastado en su campaña. Lo peor del caso es que esos dirigentes, al igual que aquellos que quieran imitarlos, pueden llegar a entender que ese es el mejor camino si se quiere triunfar en el trabajo político, actitud que una vez en el gobierno, donde siempre hay donde meter la mano, puede convertirse en el mejor estímulo para dar rienda suelta a una corrupción que terminará haciendo mucho daño al gobierno y también al partido. Ojalá que la dirigencia del PLD, que ahora ya sabe lo difícil que es contar votos en medio de un tirijala de alegatos y reclamos salidos de cauce, preste la atención que merece a la señal de alarma del secretario de Interior y Policía.

Aclaración necesaria

No es por nada pero el jefe de la Policía Nacional, el mayor general Manuel de Jesús Pérez Sánchez, debería explicar con más claridad qué quiso decir cuando advirtió, durante un encuentro con representantes de la sociedad civil, que la institución que dirige actuará sin contemplaciones contra los que se constituyan en «defensores y apoyadores» de los delincuentes. Es probable que el correcto oficial se refiriera, en realidad, a los «cómplices» en el sentido legal de la palabra, descartando que un hombre de su formación pueda confundir los alegatos para que se respete la vida y derechos de los delincuentes, consagrados en nuestros textos legales, con una defensa o, peor todavía, como una forma de apoyar las repudiables actividades de una delincuencia que nos tiene a todos al coger el monte. Como dicen por ahí: mientras más claridad, más amistad.

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