QUE SE DICE
Algo hay que hacer

QUE SE DICE <BR>Algo hay que hacer

Reconforta el anuncio de que el gobierno se propone reconstruir el puente Duarte y que la obra podría concluir a finales de este año.  Esa reconstrucción es vital para mejorar la comunicación terrestre entre el centro de la ciudad y la parte este. En el Duarte no solo hay un peligro inminente al usar una estructura que los técnicos han dicho que está en muy malas condiciones, sino que tanto este puente como su paralelo, el “Juan Bosch”, están totalmente a oscuras en horas de la noche y allí se esconden delincuentes de alta peligrosidad que hacen todo tipo de maniobras para atracar, robar, matar y despojar a las personas de todo tipo de pertenencias.  Solo hay que recordar que en esos puentes oscuros han sido asesinadas no menos de diez personas, incluidos varios oficiales de las Fuerzas Armadas, a quienes los ladrones han sacrificado a mansalva para robarle motocicletas y armas de fuego.  Los mismos puentes fueron los primeros despojados, pues superladrones, no rateritos de barrio, se llevaron las instalaciones eléctricas hace meses.  Por esa razón todas las personas que por allí pasan en horas de la noche se exponen a ser atacados en la oscuridad.  Esa situación amerita una solución de fondo, pero en lo que ella llega, es de esperarse que las autoridades instalen algún tipo de reflector provisional que ponga al descubierto a quienes acostumbran a cazar allí a ciudadanos decentes y trabajadores.

 TREMENDO RETO

El licenciado Hatuey de Camps acaba de lanzar al grupo que encabezó dentro del Partido Revolucionario Dominicano a una tarea sumamente difícil: levantar, desde las cenizas del fuego de la división, un nuevo partido político para luchar por el poder en la República Dominicana. El llamado a construir el Partido Revolucionario Social Demócrata, formulado el viernes en la noche durante su segunda alocución por una cadena de emisoras de televisión, supondrá un esfuerzo extraordinario para Hatuey y sus acompañantes, cuya coronación no será tarea fácil.  Y no es fácil salir a inscribirse en un partido porque aquí se ha confundido la política con la politiquería, se transforma el ejercicio noble del poder en una escuela de pedantería y falsedad, pero sobre todo porque los partidos que han gobernado se han empeñado muy bien en dejar a la mayoría de la población en el analfabetismo funcional y la ignorancia política e histórica.  Con un pueblo solo movido por el clientelismo se puede gobernar sin dejar huellas de progreso social o material, pero no es tan fácil crear instrumentos políticos que permitan devolver la condición de ciudadanos a los habitantes de una tierra en la que se nos considera a todos, hembras y varones, simples clientes en un mercado global. Suerte a los hidalgos que no se cansan de luchar y a quienes, desengaño tras desengaño, persisten en su empeño.

 VUELVEN APAGONES

Los apagones, que estaban calmados en las últimas semanas, han vuelto a aparecer con intensidad en la capital y gran parte del resto del territorio nacional. Los sectores periféricos, especialmente la parte norte y este de la capital, sufren apagones que superan las doce horas cada día. Las interrupciones ya han provocado protestas violentas, particularmente en la zona de Invivienda, donde los habitantes afirman que están seriamente castigados por las empresas distribuidoras de electricidad, que invariablemente mandan su factura sin que en ella se registren variaciones a la baja por la gran cantidad de horas que no dan el servicio. Nada justifica la protesta violenta, con rotura de cristales y daños a las propiedades, pero las autoridades están en el deber de exigir que esas empresas, comprometidas bajo contrato a servir electricidad, no apagones, a que cumplan su parte para que puedan exigir –también con justa razón- que todos los usuarios paguen por el servicio que reciben. Porque si bien nadie tiene derecho a “robarse la luz”, ninguna empresa puede cobrar por un servicio que no sirve.

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