Siempre se ha dicho que, en política, a veces no se sabe para quien se trabaja, pero en determinados momentos y circunstancias eso está demasiado claro, tanto que solo un ciego (políticamente hablando, desde luego) sería incapaz de verlo. Por eso ha provocado desconcierto en sectores del PRM y mas allá el llamado de Luis Abinader a sus seguidores y al pueblo en general para que lo acompañen hoy al Congreso Nacional, donde expresarán su rechazo a los intentos del gobierno del presidente Danilo Medina de modificar la Constitución para permitir su repostulación. Una decisión que sin duda le agradece, aunque nunca se lo diga, el expresidente Leonel Fernández, quien exhibe una firmeza inesperada en su propósito (dicen que es casi obsesión) de regresar al Palacio Nacional, pues no solo recibe su apoyo directo para alcanzar su objetivo más inmediato sin que exista un compromiso u obligación de devolverle el favor, sino que legitima y fortalece su causa: la defensa de la Constitución a la que, en otras circunstancias, todavía frescas en la memoria colectiva, no le mostró tanto respeto como el que hoy exhibe hacia la llamada Ley de Leyes, nuevamente amenazada de estupro para permitir la reelección del ambicioso de turno. Si la concentración de hoy se convierte en un acto multitudinario, en una muestra de rechazo tan contundente que dé al traste con los esfuerzos del danilismo por modificar la Constitución, ¿quién creen ustedes que resultaría el Gran Ganador? ¿Quién podría vanagloriarse de haber derrotado, de la mano del pueblo, al todopoderoso Estado? ¿Quién es el que más se beneficia de ese desenlace? No hace falta responder esas preguntas porque todos conocemos las respuestas, y esa es precisamente la razón por la cual resulta tan difícil entender que Luis Abinader quiera darle esa gabela a Leonel Fernández cuando existen tantas posibilidades de que tenga que enfrentarlo en la pista en el 2020.