QUE SE DICE
Bien por los médicos

QUE SE DICE <BR>Bien por los médicos

El Colegio Médico Dominicano dejó sin efecto el anunciado paro de hospitales de cinco días que había convocado para la próxima semana. El esfuerzo del rector de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, licenciado Roberto Reyna, y la buena voluntad del dirigente del Colegio, doctor Waldo Ariel Suero y del secretario de Salud, doctor Sabino Báez, puso fin a un conflicto que sin duda hubiese sido traumático para la parte de la población más pobre y por tanto como menos acceso a los servicios de salud.

Los médicos, que parecían inflexibles –al igual que el secretario de Salud- no dieron simplemente su brazo a torcer, sino que han dejado atrás la convocatoria a paro sobre la base de que los hospitales van a ser mejorados sustancialmente y los sueldos de los médicos serán reajustados por consignación en el Presupuesto de Ingresos y Ley de Gastos Públicos para el año 2006. Una vez más queda demostrado que con diálogo, sin bravatas, se puede llegar a entendimientos. Ahora quedan seis meses para demostrar que los funcionarios van a cumplir con su palabra empeñada, porque si no cumplen, no han evitado un paro de cinco días en los hospitales, sino que lo han pospuesto para el año 2006, que por cierto es un año de elecciones legislativas y municipales.

CAMPAÑAS EN BARRIOS

La difusión en los medios de prensa de varios casos de heridas a menores por balas “perdidas” y la muerte de un niño de nueve años al quedar atrapado en medio de una balacera entre pandilleros, ha puesto nuevamente al descubierto cómo los barrios de la capital y de otras ciudades del país van quedando bajo el control de delincuentes y degenerados que no solo impiden que la juventud pueda estudiar y vivir tranquila, sino que no les importa disparar sus armas contra inocentes niños que todavía se atreven a poner un pie en una calle, al frente de su casa.  Frente a estos hechos sumamente preocupantes la respuesta no varía:  una saturación de tropas de la Policía que entra armada para imponer el orden. Ahora los policías van por cientos, en camionetas o camiones, pero mientras el fenómeno de la delincuencia fue tomando cuerpo, los policías destacados en esos barrios no superaban la veintena. Son, como es obvio, campañas que duran poco tiempo, lo que asegura que el problema continuará porque no hay una estrategia definida para aislar y castigar a los delincuentes y proteger la seguridad –en las casas y en las calles- de la gente trabajadora y estudiosa que por allí vive y que son la inmensa mayoría.

POBRES POLICÍAS

En los días terriblemente lluviosos de la semana que finaliza la ciudad se llenó por completo de agua y cientos de vehículos estaban quedados en las avenidas por el interminable problema de que la basura que tiran los ciudadanos en la calle y  que no recoge el Ayuntamiento del Distrito Nacional, tapa los sistemas de drenaje y las avenidas se convierten en lagos peligrosos. En esos días, como en los que no llueve, es frecuente ver a pequeños grupos de policías del tránsito de los asignados a garantizar la ruta por donde se desplaza el señor presidente de la República, pidiendo bolas, desesperados, pasadas las doce de la noche. El pasado miércoles eso era penoso porque ellos no encontraban en qué vehículos irse y se los veía caminar abriendo los brazos para que los llevaran de bola. Eso no debe ser.  Esos policías sirven casi directamente al presidente y no merece que se les deje tirados en las calles en la madrugada para que lleguen a sus casas como puedan. Un autobús de 30 pasajeros con un chofer debía recogerlos y distribuirlos, máxime si en ocasiones es de madrugada y ellos están ahí, desde el Palacio Nacional hasta el ensanche Naco, hasta que el mandatario se recoge en la tranquilidad de su hogar.

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