QUE SE DICE
Buscadores de drogas

QUE SE DICE <BR>Buscadores de drogas

Si se cumpliera la presunción, supuestamente científica, de que por cada golpe que se asesta al tráfico de drogas, en por lo menos otros tres casos los traficantes se salen con la suya transportando el estupefaciente, los mayores centros de consumo de este país vendrían quedando en las cárceles. En un solo penal, que no es de los más poblados en este geografía, cada vez que las autoridades disponen algún registro de celdas, muchas cosas prohibidas aparecen.

Esa es la realidad en la prisión pública de Barahona. Aunque las autoridades no lo andan admitiendo públicamente, en lo que más fallan los controles es en la revisión de visitantes que suelen tratar de incluir algo en todas sus partes del cuerpo y vestimenta. Muchos carceleros reconocen que lo más difícil es evitar que algunas mujeres que acuden a los penales escondan porciones de drogas en sus partes íntimas. Los registros «a conciencia» de las sospechosas suelen traer muchos problemas. La fuerte reticencia de las féminas a ser «curcuteadas» hondamente generan tremendas garatas a las puertas de los recintos y las razones y alegatos de las visitantes logran frustrar los registros, y a decir verdad, en ocasiones hurgar con rigor se constituye en una afrenta mayor que los experticios que se aplican antes de volar a Estados Unidos.

 El subsuelo y los fracasos
En los barrios de Santo Domingo oriental, la Corporación de Acueductos y Alcantarillados (CAASD) se está haciendo merecedora de un sobrenombre: La Mezquina. Esto viene de un hecho: lo que mejor funciona en el acueducto en estos momentos – y como consecuencia de un proceso de privatización – es la gestión de cobro y a cualquier usuario le puede llegar la factura del mes con una dura amenaza de cortarle el agua si no se pone al día con el pago. Pero, a decir verdad, por las pocas veces que el líquido llega a hogares de sitios como Villa Duarte, La Francia y Los Molinos, el servicio puede ser catalogado de demasiado incompleto. El sistema de cierre de válvulas para mantener racionado el suministro opera muy frustratoriamente y parecería que la gente encargada de hacerlo es demasiado inconstante y olvidadiza. Todo el mundo sabe cuándo el agua se va pero es difícil predecir cuándo ha de volver. En consecuencia, que nadie suponga que la construcción del Metro – que ya algunos vaticinan como desacertado e improcedente – vendría a resultar la primera decepción causada por el sector oficial a nivel de subsuelo. Esas tuberías secas que hace tiempo defraudan a muchos clientes de la CAASD también van por debajo de la tierra.

 Telón de fondo
Mucho se ha dicho que en su anterior gestión (1996-2000) el presidente Leonel Fernández causó, con sus políticas de obras públicas, una considerable reducción de las posibilidades electorales del PLD – y en eso ganó Hipólito- pues al construir megaproyectos como los túneles y elevados concentró las inversiones en la Capital en desmedro de las provincias. Ahora sucede que es el propio mandatario, renovado y resurgente, el que con sus actos actuales confirma el criterio de que para hacer un gran gasto público en Santo Domingo y quedar bien hay que hacerse sentir muy positivamente, con hechos y gestos, en todo el resto del país. Mientras cobra fuerza el debate – y mayormente las críticas adversas – al plan del Metro, el jefe de Estado se mueve y exhibe como pretencioso auspiciador de obras para los pueblos del interior, con audiencias populares, consejos de desarrollo, promesas y disposiciones de último minuto. El telón de fondo a la controversia del metro está bien montado.

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