QUE SE DICE
Ceguera pública

QUE SE DICE <BR>Ceguera pública

La sabiduría popular da por un hecho que cuando se mete la pata y se saca a tiempo se queda más o menos bien, pero igualmente que el peor ciego suele ser aquel que se niega a ver incluso lo que está delante de sus propias narices. La doctora Nelly Pérez, directora del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), convocó ayer en la mañana a la prensa a la Unidad de Diálisis del Hospital Salvador B. Gautier, donde anunció el restablecimiento del servicio que esa unidad ofrece a los pacientes renales, quienes venían clamando por su vida al interrumpirse hace unos días el tratamiento que reciben por supuestos daños en una bomba de agua.

En medio del acto, sin embargo, la funcionaria sorprendió a todo el mundo al señalar que los periódicos habían exagerado al hacer público el viacrucis por el que venían atravesando esos pacientes, pues el servicio de diálisis, según las versiones de que disponía, solo había sido suspendido durante algunas horas. Todo el mundo sabe que tanto los hospitales de Salud Pública como del IDSS se están cayendo literalmente a pedazos, lo que puede confirmar todo el que quiera ir a verlos o a padecerlos, realidad que solo sería posible ocultar haciéndoles llegar recursos en abundancia y buenos gerentes a sus administraciones. Si la directora del IDSS quiere mirar para otra parte no hay nada que hacer al respecto, salvo lamentar que esa actitud sea la que asuma, precisamente, un funcionario público.

De intereses y rivalidades

El que acaban de leer, sin embargo, no es el único episodio absurdo dentro del drama de indigencia y desatención que mantiene al borde del colapso a nuestro sistema público de salud, pues tal parece que la teoría del sabotaje, que según el doctor Sabino Báez se comete contra los centros asistenciales para hacerle daño a su gestión al frente de la secretaría de Salud Pública, ha tenido buena acogida entre los funcionarios del sector, más empeñados en buscar excusas que soluciones. Ayer, en la misma rueda de prensa citada más arriba, la titular del IDSS barajó el sabotaje entre las posibles causas de que se estropeara la bomba que dejó al garete a los pacientes renales, y hasta se sugirió que la «errada información» que divulgaron los diarios sobre la situación de la unidad de diálisis del Gautier pudo ser parte de ese sabotaje. ¿Por qué alguien haría algo así? La razón se la dio al periódico El Nacional un funcionario, que rehusó identificarse, en esa misma rueda de prensa: «Aquí hay muchos intereses y rivalidades tan viejas como este centro».

Bandas juveniles

Las autoridades policiales creen muy probable que el criminal incendio del local que aloja el comedor económico de Moca, que destruyó todo el mobiliario y provocó severos daños a la estructura del edificio, fue provocado por alguna de las bandas -«La Ñeta» y «La 42»- que operan a sus anchas en los barrios de esa comunidad sembrando el terror entre sus residentes, que han terminado convertidos en rehenes de su propio miedo y de los demanes de una delincuencia que a pesar de su juventud nadie parece en capacidad de meter en cintura. Ya antes, hace unos cuantos meses, «manos desconocidas» intentaron incendiar una modesta escuela para sordomudos que opera al lado del comedor económico, acción que por viciosa y gratuita llenó de consternación a la comunidad. ¿Se tratará de las mismas manos, ociosas y definitivamente criminales? Esperemos a ver qué dicen las autoridades.

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