QUE SE DICE
Chivos expiatorios

QUE SE DICE <BR>Chivos expiatorios

Quienes esperaban una purga, en serio y a fondo, entre su alta oficialidad a partir del estallido, con ribetes de escándalo, de la vieja práctica de la Policía Nacional de utilizar en su provecho los vehículos recuperados, se han quedado -como dicen por ahí- oliendo donde guisan. ¿Acaso olvidaron que el jefe de la Policía defendió, desde el principio, la «buena fe» de la mayoría de esos oficiales, que simplemente se limitaron a utilizar esos vehículos sin hacer preguntas incómodas? El mayor general Manuel de Jesús Pérez Sánchez ha cumplido, en la medida de sus posibilidades, la ingrata tarea que se le encomendó, pero muy pocos serán los que queden satisfechos con los resultados. Unos, porque creyeron que se llegaría más lejos en una profilaxis que se entiende impostergable; otros, porque serán llevados por sus propios compañeros de armas, en calidad de chivos expiatorios, hasta el banquillo de los acusados, a pesar de vivir bajo el mismo techo de cristal.

Pau pau

Más de un curioso querrá saber qué tipo de sanción se impondrá a los senadores del Partido Revolucionario Dominicano que votaron a favor de la aprobación del proyecto de reforma fiscal, desobedeciendo un mandato expreso de la dirección de su partido, descartada la expulsión sugerida por el licenciado Vicente Sánchez Baret, pues ni siquiera el errático PRD de los últimos tiempos sería capaz de tamaña torpeza. Esa sanción, si acaso se produce, solo podría tener un valor simbólico y, muy probablemente, ni siquiera eso. El doctor José Francisco Peña Gómez, tan consciente siempre de la fragilidad de los vínculos que mantienen unida a una organización política donde confluyen tantos y tan disímiles intereses, hubiera convertido la «rebelión» de sus senadores en una victoria, en otra muestra mas de la pluralidad y la democracia interna que predominan en el partido del que se sentía sobradamente orgulloso. ¡Cuánta falta hace el gran líder ausente!

Sin dolientes

El doctor Euclides Gutiérrez Félix, Superintendente de Seguros, reveló ayer en un programa de televisión que entre siete u ocho vehículos de lujo de los que retenían irregularmente oficiales de la Policía Nacional no han sido reclamados por sus propietarios, a pesar de haber sido debidamente depurados. Gutiérrez Félix piensa que esa falta de interés podría deberse a que sus dueños, por alguna razón, no quieren aparecer como tales, o tal vez hayan muerto o guarden prisión aquí o en los Estados Unidos. ¿Qué pasará, finalmente, con esos vehículos? Esperemos que la comisión responsable de la investigación haya colado su café bien claro, pues hasta que el doctor Gutiérrez Félix lo ha dicho, casi como quien no quiere la cosa, muy pocos sabían que entre esos vehículos hay unos cuantos que no tienen dolientes, lo que automáticamente los convierte -conociéndonos como nos conocemos- en candidatos a ir a parar a la marquesina de algún funcionario, civil o militar, con mucha suerte y mejores relaciones.

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