El doctor Joaquín Balaguer dijo una vez, en un alarde de cinismo que algunos pensamos nunca sería superado, que la corrupción se detenía en las puertas de su despacho, mientras alardeaba de haber prohijado  300 millonarios, probablemente mal contados, como nunca se contaron bien los muertos que abonaron con su sangre la “estabilidad democrática” que hizo posible el milagro del progreso del que tanto se ufanan los panegiristas del balaguerismo y albaceas de su falsa memoria histórica. Varias décadas después, frente a la monstruosa hidra de siete cabezas en que se ha convertido la corrupción desde entonces hasta el sol de hoy, el expresidente Leonel Fernández, con varios exfuncionarios de sus gobiernos sentados en el banquillo acusados de recibir sobornos millonarios de la constructora brasileña Odebrecht, nos recuerda que siempre es posible superar al maestro si además de poseer el talento necesario se pone suficiente empeño y perseverancia. Cito: ”… ha sido el PLD la organización política que desde el poder ha hecho mayores contribuciones para crear la estructura legal que haga efectiva la lucha contra la corrupción”.  Porque  si bien es verdad, como afirma el expresidente en un extenso artículo que publicó a principios de semana en el Listín Diario, que desde el poder ese partido ha creado una estructura legal llamada a hacer mas efectiva la lucha contra el flagelo, también lo es que desde el poder se ha burlado de manera descarada de todas esas leyes. Y si quieren un ejemplo tan emblemático  como ilustrativo de porqué estamos como estamos ahí está la flamante Ley de Compras y Contrataciones Públicas,   que convirtió en letra muerta la decisión del presidente Medina de que Odebrecht, no obstante haber confesado un delito tan grave como pagar 92 millones de dólares en sobornos a funcionarios dominicanos para asegurarse la contratación de grandes obras de infraestructura, concluya las plantas a carbón de Punta Catalina.