Qué se dice
Comparaciones

Qué se dice <BR><STRONG>Comparaciones</STRONG>

Es probable que el jefe de la Policía Nacional, el general Bernardo Santana Páez, solo pretendiera ahorrarle preocupaciones a la ciudadanía cuando restó gravedad a la oleada de criminalidad y delincuencia que golpea al país por sus cuatro puntos cardinales, pero casi pareció una burla su afirmación de que, comparándolos con los índices de criminalidad del resto de países de Latinoamérica, aquí lo que se producen son simples actos de ratería. ¿Qué valor pueden tener esas comparaciones para los residentes de La Colonia de los Doctores, en Villa Mella, donde sus hombres deben turnarse para dormir pues alguien debe permanecer despierto por las noches para espantar a los ladrones? ¿A quién le importa en Barahona, donde la feligresía católica ha dejado de ir a misa de noche por temor al tigueraje, que en Ecuador o Nicaragua la están pasando mucho peor que ellos con la delincuencia? No parece sensato minimizar la peligrosidad del enemigo al que nos enfrentamos sino todo lo contrario; hay que hacerlo visible, evidenciar su verdadera magnitud, pues probablemente sea la única manera de convencer a esta sociedad de que la Policía no puede sola con un problema de ese tamaño.

Protesta

  Muy lejos están los tiempos en que los estudiantes de la Universidad Autónoma de Santo Domingo protestaban lanzando piedras y quemando neumáticos al son de feroces consignas antiimperialistas, pero aparte de unos cuantos termocéfalos nostálgicos de aquellos heroicos años nadie quisiera que su hoy hermoseado campus volviera a ser escenario de aquellos desórdenes, pues los tiempos son otros y otra es también la UASD. Si han cambiado los tiempos, la universidad y sus estudiantes lógico es que también hayan cambiado las formas de estos protestar, pero a juzgar por el penoso espectáculo protagonizado por un grupo de estudiantes el pasado fin de semana ese cambio ha sido para peor. ¿Cómo asociar a un grupo de guanajos desfilando en calzoncillos con el reclamo, absolutamente legítimo, de mayores facilidades para el uso de la moderna biblioteca que acaba de construirle el gobierno? Nadie quisiera, ni de relajo, volver a tiempos felizmente superados, pero no hay dudas que el troglodítico sargento Masámbula se hubiera dado gusto con esos encueruses y su desvergonzada protesta.

Contrastes

  Las comparaciones son siempre odiosas, sobre todo entre dos países tan distintos, con desarrollos tan desiguales, como Francia y República Dominicana, pero de vez en cuando viene bien colocar frente a frente ambas realidades, pues siempre hay -masoquismos aparte- importantes lecciones a las que sacarle provecho. Una bebida de última generación creada en Francia para disminuir el índice de alcoholemia en la sangre fue retirada de las estanterías por una cadena de supermercados hasta tanto «el comité de ética de la empresa» determine si merece ser vendida, pues sus directivos temen que se convierta en un estímulo para que la gente consuma más alcohol. Mientras los franceses se rompen la cabeza con sus dilemas de primer mundo por aquí nos damos el lujo de tener como noticia de primera plana, sin que eso mortifique a nadie, una información que dice que alrededor del 60% de los 25,000 productos alimenticios manufacturados en el país se venden sin registro sanitario.

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