Qué se dice
Complaciendo peticiones

Qué se dice <BR><STRONG>Complaciendo peticiones</STRONG>

La sugerencia del Superintendente de Electricidad, Francisco Méndez, de que se cobre el ITBIS a los usuarios no regulados del sector eléctrico ha puesto a la Asociación de Industrias de la República Dominicana y a la Cámara de Comercio y Producción de Santo Domingo a respirar por la herida, que alegan se trata de una decisión al margen de la Ley de Electricidad.

Pero no solo eso: “la industria dominicana tiene que pagar la energía más cara y deficiente del mundo, por lo que no se comprende cómo el Superintendente de Electricidad plantea que el sector todavía asuma más cargas por un servicio ineficiente”. Y como una cosa lleva a la otra, emplazaron al funcionario a señalar responsablemente cuáles son las grandes empresas que se roban la energía, como se viene cantaleteando desde el gobierno sin que se pase de las palabras a los hechos. Puestas así las cosas, hay que suponer que dentro de poco veremos al licenciado Méndez complaciendo peticiones.

Y siga contando

  Si espanta enterarse de que 132 personas han muerto de manera violenta en centros de diversión, principalmente discotecas, en los últimos ochos meses, el hecho de que la inmensa mayoría de esos negocios sigan abiertos, a pesar incluso de que muchos de ellos han sido en más de una ocasión escenario de hechos luctuosos, añade desaliento y desesperanza a ese espanto. Las estadísticas suministradas por la Procuraduría General de la República definen con claridad, si acaso hacía falta a estas alturas, la gravedad del problema de la violencia, y sin duda fortalecen la convicción general de que deben mantenerse las restricciones en la venta de bebidas alcohólicas y el cierre de negocios como parte del Plan de Seguridad Democrática, pero es evidente que mientras falte una legislación más rigurosa y actualizada que regule la forma en que operan esos centros de diversión habrá, desgraciadamente, que seguir contando los muertos.

La cachaza del profesor

  A un hombre con la flema del profesor Eduardo Cuello, presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), se le puede utilizar fácilmente para mandar a buscar la muerte, como suele decirse popularmente ¿Qué como así? Tres años hace ya que el gremio magisterial debió celebrar, tal y como lo establecen sus estatutos, elecciones para relevar a su actual directiva, que si bien está integrada por perredeístas y peledeístas constituye un modelo de armonía gremial, al extremo de que unos y otros olvidaron que su mandato expiró hace mucho rato. La irregular situación ha creado una estado de virtual ilegalidad que ha terminado colmando la paciencia del maestro Clecencio Reyes, quien ha interpuesto una demanda ante un tribunal laboral contra los 21 miembros de la directiva adepeísta. ¿Cuál ha sido la reacción del profesor Cuello a ese emplazamiento legal y absolutamente justificable? Que esa es una demanda “apresurada”, detrás de la cual se esconden propósitos que van más allá de la lucha por la institucionalidad. ¡Qué cachaza!

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