QUE SE DICE
Con sus propios ojos

QUE SE DICE <BR>Con sus propios ojos

Residentes de Sánchez, al filo del sobresalto por los deslizamientos y hundimientos de tierra que ya han dejado sin hogar a muchas familias, quieren que el presidente Leonel Fernández vaya a mirar con sus propios ojos las dimensiones de la desgracia que les ha tocado vivir, evidentemente temerosos de que nadie en el gobierno se conduela del desamparo que los amenaza. Esa falta de confianza en la presteza y oportunidad de la ayuda oficial en tiempos de calamidad, a la luz de experiencias -muy dolorosas- todavía frescas en la escarnecida memoria colectiva, encuentra sobrada justificación, como no hace falta buscarle muchas explicaciones tampoco, en una cultura política dominada por un presidencialismo omnipresente y todopoderoso, al hecho de que los ciudadanos se crean con derecho a que sea la casi divina persona del primer mandatario la que se ocupe de sus problemas y necesidades.

El presidente Fernández no puede, por razones obvias, acudir a enterarse de primera mano de la suerte corrida por las familias de Sánchez, pero sí puede hacerlo un funcionario subalterno, como el secretario de Obras Públicas por ejemplo, a quien -por cierto- no había necesidad de mandarlo a ver en qué puede ser útil la mano oficial a fin de mitigar la desgracia de los damnificados. Después de todo, Sánchez no queda tan lejos.

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Altas metas

Un nuevo país, lo sabe hasta Dios, no se construye de un día para otro, mucho menos si supone, según lo expresado por el presidente Leonel Fernández en Salcedo, construirlo sobre la base de una nueva institucionalidad, de una democracia más abierta y participativa donde la comunidad y el gobierno trabajen juntos – hombro con hombro- en la solución de sus grandes males. Las palabras del Presidente, quien pronunció un discurso en la juramentación del Consejo Provincial de Desarrollo de Salcedo, pretendían insuflar aliento a una población escéptica y desesperanzada por culpa de la histórica desidia de nuestros gobernantes, pero han servido también para poner de relieve, para particular mortificación de los que se quejan de la falta de realismo conque se diseñan algunas políticas en el Palacio Nacional, lo alto que apunta el gobierno en materia de metas y realizaciones.

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Plausible iniciativa

La decisión de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET) de rotular los vehículos del concho, a fin de establecer -en un plazo de 45 días- un sistema de circulación interdiario, solo puede ser recibido con beneplácito, pues como bien ha explicado el director del organismo, el mayor general José Sigfredo Fernández Fadul, no solo redundará en un tránsito más fluido y menos contaminante sino que significará también, en estos tiempos de petróleo carísimo, un sensible ahorro de combustibles; y todo eso, con un beneficio adicional: mejorará sensiblemente la seguridad ciudadana, pues con demasiada frecuencia esos vehículos son escenarios de atracos y asaltos.

Solo resta desearle a la gente de dirige AMET que sea capaz de hacer acopio de la perseverancia que se requiere para llevar adelante la plausible iniciativa, que si logra meter en cintura a los llamados carros piratas, acostumbrados desde siempre a andar como chivos sin ley, hará que realmente haya valido la pena este nuevo esfuerzo por poner un poco de orden en el caótico sistema de transporte público dominicano.

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