QUE SE DICE
Contribuyentes fallidos

QUE SE DICE <BR>Contribuyentes fallidos

El país necesita que sus instituciones públicas cumplan bien su misión y presten un servicio efectivo a la ciudadanía; sin la pesadez del burocratismo que retarda y encarece trámites y hasta fomenta el macuteo. Cuando se alega que un Estado es fallido o que tiende a convertirse en tal, el cuestionamiento parece, de alguna manera, dirigido a la calidad de las funciones que prestan los poderes públicos, sus organismos y entidades afines. En felices ocasiones, la opinión pública percibe el interés de lograr que las cosas marchen mejor. El más reciente caso lo representa el nuevo método para que los dueños de vehículos de motor puedan renovar sus matrículas con rapidez, sin largas filas, y hasta desde sus casas, vía internet. Ante la innovación los contribuyentes debían cooperar acogiéndose a las exhortaciones de acudir a tiempo a las estafetas para llenar los trámites. La mayoría así lo hizo, pero numerosos ciudadanos dejaron todo para el último día y provocaron un cuello de botella al acudir masivamente a los sitios de expedición forzando la logística existente con deplorables resultados de desórdenes y gente golpeada.En este caso el Estado cumplió bien su parte, pero muchos de los que viven quejándose de él dejaron mucho que desear.

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Poco personal

El presidente de la Suprema Corte de Justicia, Doctor Jorge Subero Isa, estuvo certero ayer al recomendar que se ponga énfasis en el factor disuasivo contra el crimen a través de un amplia presencia policial en las ciudades. Pero mientras así hablaba, en otros escenarios se escuchaba a altas autoridades policiales y militares admitiendo que el personal de sus cuarteles no es suficiente. El mayor general PN Manuel de Jesús Pérez Sánchez dijoque es necesario incrementar el patrullaje pero dejó en claro que los 12 mil agentes de que dispone para ello no alcanzan. De su lado el secrertario de las Fuerzas Armadas, almirante Sigfrido Pared, informó que aunque la vigilancia de la frontera ha sido reforzada, se trabaja con un número limitado de efectivos.

En teoría, la participación de los cuerpos armados y policiales de la nación en la edistribución de recursos presupuestarios garantiza recursos adecuados para el sostenimiento de las fuerzas de tarea que exige el mantenimiento del orden público. Pero la composición del gasto se modificó enormemente en los últimos años con ascensos masivos que convirtieron a esas instituciones en las únicas en el mundo que tienen más oficiales que simples soldados. Hay más gente para mandar que gente para cumplir órdenes. Además, el secretario de Interior, Franklin Almeyda Rancier, formuló hace un tiempo una pregunta que no ha sido respondida todavía: ¿En qué se emplearon los mil millones de pesos que el gobierno central asignó a la Policía para mejorar sus servicios?

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¡Que el gobierno decida!

El proceso de hacer leyes y fijar políticas de trascendencia mayor en lo económico y social no debería quedar impedido por largo tiempo como consecuencia de que los representantes de sectores empresariales estén fallando en su búsqueda de fórmulas para un consenso sobre reforma fiscal. Sobre todo por que se da por sentado que las negociaciones de ese tipo suelen caracterizarse por el intenso esfuerzo que cada parte aplica para no ser afectada por las modificaciones. Todos querrían poner el casacabel; pero nadie acepta el papel de gato. Y dicen que cuando alguien presenta un proyecto de solución, es para que el sacrificio corra por cuenta del otro. La única alternativa visible -y con la que ya muchos comienzan a simpatizar- sería que el Poder Ejecutivo tome totalmente la sartén por el mango y formule una propuesta con sentido de neutralidad y que considere equitativa para todos.

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