Charlie Mariotti, secretario general y vocero del PLD, no dio mayores detalles, pero mucha gente se quedó deseosa de saber qué haría la dirigencia del partido morado, que por su conducto advirtió que no se quedará de brazos cruzados si el Ministerio Público y la Cámara de Cuentas, a las que acusan de “judicializar” la política con el objetivo de destruir la credibilidad de la organización,continúan haciendo lo que tienen que hacer: perseguir la corrupción y a los corruptos, y velar por el buen uso del dinero público.

¿Desenterrar sus fusiles para irse a “las escarpadas montañas de Quisqueya”? ¿Organizar protestas en calles y plazas de todo el país para defender la honorabilidad de los funcionarios civiles y militares presos por corrupción? ¿Contratar un brujo de San Juan para aplacar a Yeni Berenice y Camacho?

Son muchas las opciones que tiene la dirigencia del PLD, tantas como su voluntad y determinación de defender lo indefendible, pero que no cuenten con el apoyo del pueblo y ni siquiera de todos los peledeístas, pues ahí hay mucha gente que conserva la vergüenza esencial que hace rato tiraron a la basura los que hoy conducen al partido fundado por el profesor Juan Bosch derechito al despeñadero.

Pero también tienen la opción, porque no están obligados a comportarse como dóciles borregos a los que su pastor lleva contentos y felices hacia el matadero donde serán sacrificados, de permitir que la justicia actúe, y limitarse a exigir que lo haga respetando el debido proceso.

Un debido proceso que se defiende, hay que recordárselo, en los tribunales, no en las redes sociales o desde la estridencia del bocinerío que solo se escucha a sí mismo.
Por eso sobran las amenazas y las bravuconerías, pues solo servirían para demostrar lo solos que se están quedando los peledeístas en una sociedad que dijo ¡basta ya! a la corrupción y la impunidad.