QUE SE DICE
Descargo por anticipado

QUE SE DICE <BR>Descargo por anticipado

Rindiendo culto a nuestra inveterada costumbre de poner el candado solo después que nos roban, no hay que dudar que, tras la muerte de dos jóvenes -de 20 y 21 años- mientras participaban en un concurso de ingestión alcohólica, alguna autoridad decidirá poner atención a la peligrosa naturaleza de esos «concursos», dudosamente legales y realizados sin las garantías mínimas para la salud de los participantes. No será mucho, desgraciadamente, para las familias que hoy lloran a sus hijos perdidos de manera tan absurda, pero la gravedad de lo sucedido obliga a empezar por alguna parte, sea estableciendo regulaciones y controles más rigurosos a la celebración de ese tipo de competencias etílicas o prohibiéndolas definitivamente. Por donde no puede empezarse, por lo menos si se quiere llegar hasta la verdad verdadera, es por donde pretende hacerlo el fiscal del Distrito Nacional, el doctor José Manuel Hernández Peguero, quien se ha apresurado a descargar de responsabilidad, sin ni siquiera iniciarse las pesquisas a las que está obligado el Ministerio Público, a los propietarios del establecimiento donde murieron los jóvenes.¿Por qué tanta prisa?

Contraste

Siempre se ha dicho que si queremos conocernos mejor, saber realmente cómo somos o en qué nos hemos convertido, es importante saber cómo nos ven los demás o cómo proyectamos eso que somos más allá de nuestras fronteras, pues desde la distancia suele tenerse una perspectiva más clara, completa y acabada de las cosas. No hace falta una gran imaginación para hacerse una idea de lo que debe estarse pensando de nosotros, al otro lado del charco, tras lo ocurrido en Higuey, sobre todo en la medida en que van aflorando los detalles en los que se revela, de manera vergonzosa, las condiciones infrahumanas en que viven nuestros reclusos. Por lo pronto detengámonos a pensar un poco en el dramático contraste que ha puesto en evidencia, en su crónica de lo sucedido para la agencia española EFE, el periodista Alejandro Varela, que a estas alturas ya debe haberle dado la vuelta al mundo: «La República Dominicana es uno de los países del mundo más preparados para albergar masivamente a turistas en centros hoteleros de lujo, pero no se puede permitir mantener cárceles que garanticen los más mínimos derechos humanos a sus presos».

El secreto

Tal vez sea el momento de saber, aprovechando la protesta de los residentes del sector San Martín, en Santiago, contra la operación de una envasadora de gas propano, cuál es el secreto de su afortunado propietario, que ha conseguido reabrir su negocio por lo menos en nueve ocasiones luego de ser clausurado por instituciones tan distintas y con tanta autoridad como la Sala Capitular del ayuntamiento de Santiago, la Defensa Civil, los bomberos municipales y la Dirección de Normas y Sistemas de Calidad (DIGENOR). La protesta del pasado martes frente a la gobernación de Santiago, en la que fueron apresados y golpeados los sacerdotes Rafael Alvarez y Nino Ramos, se produjo precisamente porque la envasadora, que se considera un potencial peligro para quienes viven en sus alrededores, ha sido autorizada a operar por enésima vez, en esta oportunidad gracias a la secretaría de Industria y Comercio. Insistimos en la ingenua pregunta: ¿dónde está el secreto?

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