Qué se dice
Dignos de imitar

Qué se dice <BR><STRONG>Dignos de imitar</STRONG>

Una de las ventajas de la globalización es que pone al alcance de nuestras manos, o mejor dicho de nuestro entendimiento, lo que ocurre en otras realidades donde existen otras formas de enfrentar los problemas, que en materia de energía suelen ser más o menos los mismos -salvando las naturales distancias- en casi todas partes. Esto a propósito de la decisión del gobierno chino de prohibir a los funcionarios públicos, alrededor de siete millones, el uso de ascensores, acondicionadores de aire y automóviles como una forma de ahorrar energía.

Las autoridades chinas creen que la mejor forma de concientizar al pueblo sobre esa materia es dando el ejemplo, empezando el sacrificio y las restricciones por sus propios funcionarios, que se calcula consumen el 5% de la energía eléctrica del país, suficiente para satisfacer la demanda de ¡780 millones de campesinos! Nadie aspira a que en este paraíso tropical tomemos medidas tan radicales, pero sí que copiemos el concepto de “predicar con el ejemplo” a la hora de poner en marcha el plan de ahorro de energía que este país está necesitando con urgencia.

Cuestión de supervivencia

  Como era de esperarse el crimen de la joven estudiante Vanessa Ramírez Faña ha vuelto a poner sobre el tapete la posibilidad de que las Fuerzas Armadas vayan en auxilio de una Policía Nacional insuficiente, mal preparada y peor equipada para hacer frente a una delincuencia que la ha desbordado, bien sea en la conocida modalidad de patrullas mixtas o creando unidades especializadas. Y otra vez vuelven a escucharse las mismas explicaciones de parte de las principales autoridades militares descartando esa posibilidad, la más socorrida de todas la falta de formación y entrenamiento de los guardias para desempeñar esa tarea. Parecería, al escuchar esas explicaciones, que no existen las soluciones de excepción, producto de una situación de emergencia a la que hay que hacer frente, con carácter de urgencia, por un elemental sentido se supervivencia, como es el caso de la delincuencia que segó la vida en flor de Vanessa.

Dolido

  Hasta el pasado 16 de mayo el síndico de Santo Domingo Norte, Daniel Carvajal Louis, gozaba de una excelente reputación entre sus munícipes, tanto así que se le consideraba “una línea” para repetir en el cargo, hasta que los resultados de los comicios dijeron otra cosa muy distinta. Tan sorpresiva fue esa derrota que al propio Carvajal Lois le ha costado asimilarla, aceptar lo inevitable, pues no solo sigue alegando que fue víctima de un fraude gigantesco sino que se niega a reunirse con su sucesor, el peledeísta Jesús Feliz, para afinar los detalles del traspaso de mando e intercambiar impresiones. Alguien que se sienta amigo del síndico saliente debería recordarle que su carrera política no termina, necesariamente, el próximo 16 de agosto cuando recoja sus motetes y se vaya para su casa, y que la mejor manera de demostrarlo es facilitándole las cosas a su sucesor a fin de hacer menos traumático el cambio de autoridades. La comunidad a la que sirvió con tanta entrega los últimos cuatro años se lo agradecerá.

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