Hace unos cuantos días el almirante Sigfrido Pared Pérez declaró a un programa de televisión que República Dominicana era el único país del mundo que impedía, a través de la Marina de Guerra, que sus nacionales abandonasen su territorio para ir en busca de mejor vida en otros países, lo que supone enormes gastos en combustible y logística para una institución a la que no le sobran los recursos. Las razones ofrecidas por el secretario de las Fuerzas Armadas no son discutibles: la necesidad de proteger a miles de compatriotas de la peligrosidad de una travesía que, por sus características, concluye con frecuencia en tragedia. Pero ahora la situación se ha complicado, pues tal y como acaba de revelar el vicealmirante Cesar de Wind Lavandier el tráfico de cubanos desde territorio dominicano hacia Puerto Rico se ha convertido en un verdadero dolor de cabeza, pues aunque los atrapen y les impidan viajar vuelven a intentarlo una y otra vez. La Marina no puede, dadas las circunstancias, hacer más de lo que está haciendo, pero el imparable trasiego va a terminar con la paciencia de la quisquillosa embajada cubana en el país.

Bonao en calma

  Cumplido el tercer día de ocupación por parte de la Policía Nacional, que ha realizado numerosos “arrestos preventivos” allí donde supone anida la delincuencia y mantiene un patrullaje permanente de sus calles, incluidos sus barrios calientes, la calma ha regresado a Bonao, que ha visto reducida a su mínima expresión los atracos y asaltos que la convirtieron en una ciudad invivible. ¿Cuánto durará esa calma, esa tranquilidad que sus residentes hoy tanto disfrutan? Eso habrá que preguntárselo al general Bernardo Santana Páez, mas que nada para saber si mantendrá el actual contingente policial de manera permanente, como le reclama una población temerosa de que una vez baje la tensión y cese el patrullaje y la vigilancia los delincuentes vuelvan a adueñarse de las calles y regrese la pesadilla en que se ha convertido sus vidas.

Escarceo político

  Luce exagerado y fuera de toda proporción el alboroto en torno a la celebración de un seminario de capacitación organizado por la Liga Municipal Dominicana, que según Amable Aristy Castro pretenden boicotear los funcionarios y gobernadores provinciales que convocaron a los síndicos electos a una reunión con el presidente Fernández el próximo viernes. Se trata de una actividad que la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra viene celebrando con los legisladores desde 1982, que en los últimos años ha incluido también a los funcionarios municipales, razón por la cual ha sido necesaria la intervención de monseñor Agripino Núñez Collado, quien interpuso sus buenos oficios de mediador a tiempo completo para que el presidente Fernández autorizara la participación de los síndicos electos del PLD en el evento. Amable Aristy Castro, que por algo es político las 24 horas del día, dice que tan magnánimo gesto “fortalece la democracia dominicana”, pero en honor a la verdad hay que decir que simplemente se trata de un escarceo político producto de la sorda lucha que desde ya se libra por el control del organismo rector de los ayuntamientos del país. Y lo que falta.