QUE SE DICE
Dominio en los mercados

QUE SE DICE <BR>Dominio en los mercados

La fuerza que hace que muchos precios permanezcan en altos niveles aunque el dólar haya bajado es claramente la especulación. Lo demuestra el hecho de que la mayoría de los artículos comerciales que han pasado a costar un poco menos son aquellos que el consumidor deja de comprar si sus precios continúan siendo prohibitivos, prescindiendo de ellos aunque «le cueste la vida» a largo plazo, como sucede con medicamentos especializados para quebrantos crónicos. También tienden a caer a niveles inferiores los precios de equipos como computadoras y ciertas refacciones que se expenden en unos canales de comercialización en los que reina la libre competencia y el cliente se mueve en busca de lo que más le conviene. El intermediario carero, en estos casos, puede perder demanda. En cambio, en ciertas áreas de importación o producción local, como ocurre con el arroz, los pollos, las grasas comestibles y las pastas, los proveedores tienen mucha posibilidad de mantener los precios en las cotas que más les convengan, pues se manejan con bienes de consumo con muy poca elasticidad en la demanda (de necesidades insalvables para el sufrido comprador). Además, son áreas de suministro regidas con unidad de criterio entre sus partes o bajo el predominio de minorías empresariales. Aquí el pollo solo bajará de precios cuando los avicultores se equivoquen y engorden más aves de la cuenta, como transitoriamente ocurrió hace poco.

¡Aquí, en la premodernidad!

Todavía hoy el enfermo de Sida e incluso el portador sano del virus de esta enfermedad, sufre marginación, inasistencia y discrimen. Los fármacos antirretrovirales que alargan considerablemente la vida en otras latitudes –incluso en países en desarrollo como Brasil- en la República Dominicana solo son de uso frecuente entre personas de niveles de ingresos altos. Los pobres viven en la cruel realidad de que el Estado Dominicano solo se muestra muy efectivo para unas cosas que no siempre son de beneficio para la generalidad de los ciudadanos y mucho menos para los débiles. El mejor ejemplo fue el manejo de las quiebras bancarias fraudulentas que hundió en desgracias a gran parte de la sociedad y agregó un millón de pobres a la lista de los marginados a nivel nacional. Pero sucede que ante un mal apocalíptico como es el Sida, el Estado da algo y dedica recursos para enfrentarlo, pero no lo suficiente y ni siquiera impide que muchas empresas, en violación a la ley, se mantengan en cacería con exámenes de sangre despiadados para segregar a los portadores sanos del virus. Y en muchos hospitales públicos todavía niegan asistencia – de manera abierta o disimulada – a los enfermos sobrestimando, sin base científica, los riesgos de contagio.

Poder retorcido

En esta democracia a veces muy pintoresca, no podía faltar una denuncia como la que ha llegado en estos días, en el sentido de que civiles del poder ejercen fuerte influencia sobre organismos militares y policiales para que omitan acciones y procedimientos en persecución del contrabando a través de la frontera. Hay gente que trafica con armas, bebidas caras, drogas, vehículos, etc. a través de la línea fronteriza; y otra gente que trafica con influencia y con presiones indignas, a partir de su poder (civil) para que a los contrabandistas no se les reprima. Se trata de una solidaridad entre vagabundos: los malhechores que mueven cosas materiales, asistidos por los sinvergüenzas que actúan con cosas un poco abstractas pero muy reales como es el recurso de la persuasión que conduce a la impunidad. Es lo que podría describirse también como una aberración del ejercicio de algunas facultades constitucionales. Existe lo que se llama Poder Civil legalmente constituido en virtud del cual se debe obediencia, para buenos fines, al Poder Ejecutivo, a cargo de una autoridad superior elegida libremente. Es evidente que sujetos con posibilidades de mando, pero adquiridas por delegación, están abusando y tuercen rumbo hacia la inmoralidad.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas