QUE SE DICE
Dos caminos, dos realidades

QUE SE DICE <BR>Dos caminos, dos realidades

Cuentan las crónicas periodísticas que autoridades federales en Estados Unidos investigan varias estafas millonarias que, en perjuicio del gobierno de ese país, habrían sido cometidas por importadores de mercancías y vehículos con la complicidad de navieras estadounidenses y dominicanas, así como de autoridades aduanales en República Dominicana. Las reseñas dicen que desde hace varias semanas se trabaja en la recolección de la evidencia documental, tanto en el país como en territorio norteamericano, a fin de establecer las debidas responsabilidades. En el caso de los Estados Unidos nadie duda que esos responsables irán a parar a la Justicia y, si son encontrados culpables, darán con sus huesos en la cárcel. Aquí tal vez prefiramos, como ya se ha hecho costumbre, ponernos de acuerdo, de manera amigable, con los violadores de la ley. La comparación podría considerarse injusta, pero la realidad es que solo nosotros tenemos la culpa de que hoy seamos tan distintos. ¿Alguien se imagina lo que fuera hoy la sociedad norteamericana si en lugar de encerrar a Al Capone -definido en su momento como el enemigo público número uno- por evasión de impuestos hubiera negociado, al mejor estilo criollo, un flexible acuerdo de pago con el mítico gangster?

 De lo público a lo privado
Si de algo ha servido todo el barullo provocado por la decisión de prohibir a los medios de comunicación cubrir las salidas y llegadas del presidente Leonel Fernández cada vez que viaja al exterior, levantada a regañadientes por el gobierno tras la virtual insurrección de los medios, ha sido para airear algunas ideas que ojalá puedan discutirse con mayor amplitud en aras, precisamente, de hacer más fluidas las relaciones del gobierno con los medios, como lo es la afirmación del licenciado Rafael Núñez, Director de Prensa de la Presidencia, de que el presidente Fernández tiene una agenda pública y otra privada. ¿Dónde comienza lo público y dónde termina lo privado en la vida de un Presidente de la República? ¿Cuándo, en qué momento o circunstancia el doctor Leonel Fernández Reyna deja de ser el presidente de todos y cada uno de los ocho millones y pico de dominicanos y dominicanas que vivimos bajo este hermoso cielo insular? Esperemos la explicación.

 El dilema perredeísta
Después de conocerse las condiciones que ha puesto el licenciado Hatuey Decamps para sentarse a discutir una posible reunificación de la familia perredeísta no es de extrañar que se llegue a la conclusión de que el astuto dirigente político o no cree en el valor de esa reunificación en las condiciones y circunstancias en las que se ha propuesto, o simplemente quiere poner a prueba hasta dónde llega la voluntad de la actual dirigencia perredeísta de sacrificar a Hipólito Mejía y al PPH para hacer posible ese necesario reencuentro. Hay quien sostiene que el proceso de renovación y modernización en que está enfrascado el PRD carece de sentido si antes no se reunifica al partido, sino se convence a Decamps de que regrese al redil junto a sus seguidores, pero lo que se está exigiendo a cambio no solo parece excesivo sino que plantea un dilema difícil de resolver. ¿A quién necesita más el PRD para volver a ser el partido beligerante y vigoroso del que tanto presumía el doctor José Francisco Peña Gómez? ¿Al licenciado Hatuey Decamps o al ex presidente Hipólito Mejía y su PPH?

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