Ya se sabe que el Director de la Policía, el mayor general Ney Aldrín Bautista, no tiene una varita mágica ni una bola de cristal que le digan dónde se encuentran las personas que han cometido un delito para que sus agentes puedan ir a apresarlas, pero también se sabe que en muchísimos casos ninguna de las dos hacen falta sino el interés y la voluntad de resolverlos; o, en su defecto, que un jefe ordene, porque a su vez se lo ordenó alguien que es más jefe que él, “que se resuelva de inmediato”- En el caso de la adolescente Cielo García, a quien un ciudadano haitiano de nombre Jeffrey Cecilí, quien desde entonces se encuentra prófugo, le mutiló ambos brazos a machetazos, no ha pasado ni una cosa ni la otra. El próximo 17 de mayo se cumple un año de la salvaje agresión que convirtió en un verdadero infierno la vida de la adolescente, quien quedó tan severamente traumatizada que apenas pronuncia palabra, lo que sus padres han querido aprovechar para recordarle a la Policía su responsabilidad de apresar al haitiano que la mutiló, y denunciar que este se siente tan tranquilo y confiado de que no le pasará nada que amenaza con matarla a través de la redes sociales, en las que desafía a la Policía y las autoridades de Migración a que vayan a buscarlo. “Yo tengo 20 notas de voz de ese individuo y no es posible que yo lo tenga localizado (asegura que vive en San Cristóbal), y las autoridades no”. Así se queja, abrumado por la frustración y la impotencia, Fausto Sena, el acongojado padre de Cielo, quien se muestra convencido de que su condición de pobre es el principal obstáculo para que se interese en resolver su caso la Policía, que para complacerlo no necesita (y perdone que se lo recuerde, general) ni una varita mágica ni una bola de cristal.