QUE SE DICE
El mensaje

QUE SE DICE <BR>El mensaje

Atención en la lejana y olvidada frontera, sobre todo a los guardias: el presidente Leonel Fernández acaba de anunciar que no permitirá que las repatriaciones de ciudadanos haitianos se hagan en forma «odiosa, abusiva, atropellante e inhumana».

El mandatario, quien habló durante su participación en un seminario sobre desarrollo fronterizo celebrado en Funglode, reconoció que en el caso de las repatriaciones masivas se producen violaciones a los derechos humanos, pero dijo estar dispuesto a impedir que esas acciones proyecten en el exterior la imagen de que en República Dominicana se maltrata a los inmigrantes haitianos. ¿Habrá llegado a donde tiene que llegar el claro mensaje del Comandante en Jefe?

Conducta aprendida

El problema sigue siendo la dificultad de cambiar, de un día para otro, una mentalidad y un comportamiento profundamente arraigados en las instituciones responsables de bregar directamente con esos inmigrantes como lo son el Ejército Nacional y la Dirección General de Migración, independientemente de qué tan buenas sean las intenciones del presidente Fernández de ejercer el soberano derecho de repatriar a los extranjeros ilegales en nuestro territorio sin recurrir al maltrato. De eso puedan dar fe una gran cantidad de conductores que ayer en la mañana fueron testigos de un penoso incidente justo en la intersección de la calle Luis F. Thomén con Núñez de Cáceres, donde un vendedor de frutas haitiano fue obligado a subir al autobús de la Dirección General de Migración más rápido que inmediatamente, luego de ser «reducido a la obediencia» de muy mala manera. Y todo pasó tan rápido, que los indignados conductores apenas tuvieron tiempo de darse cuenta de que habían sido testigos de otro episodio mas del amargo drama de la inmigración ilegal haitiana en República Dominicana.

Otro «abuso»

Para colmo, como casi siempre ocurre con el tema haitiano, otros son los que llevan la voz cantante, sobre todo en lo que contribuye a consolidar la negativa imagen que allende los mares se tiene sobre nosotros, precisamente lo que el presidente Fernández quiere evitar. El señor Fresne Jean-Baptiste, representante de las organizaciones comunitarias haitianas que trabajan en la zona fronteriza, utilizó el mismo escenario que el mandatario para echarnos en cara el «abuso» que constituye el viejo hábito de los políticos dominicanos de dotar de documentación a los haitianos para que puedan votar en las elecciones por sus candidatos «favoritos». ¿Quién iba a decirle a nuestros políticos que dotar de un documento legal a los haitianos podía convertirlos, gracias a las agencias internacionales de prensa que recogieron la «denuncia» del señor Jean-Baptiste y la difundieron por el mundo entero, en los perpetradores de una nueva forma de «abuso» contra el pobre pueblo haitiano?

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