La pregunta no solo es necesaria sino también obligatoria, pues nadie en este país puede darse el lujo de joder tanto y a tanta gente sin contar con un buen padrino político. ¿Quién protege, apoya, consiente, tolera, encubre y justifica todos los desmanes de los dueños de Lajún Corporation? Y cuando usted se pone a darle mente al hecho de que en abril pasado la Comisión de Contratos de la Cámara de Diputados determinó, tras una exhaustiva investigación, que la venta de los terrenos del vertedero de Duquesa es ilegal y no pasó absolutamente nada, tiene que concluir que ese padrino es tan poderoso que no puede ser cualquiera ni tan difícil de identificar. Por eso los dueños de Lajún decidieron unilateralmente anunciar la restricción del horario de vertido, lo que ha vuelto a poner en ascuas a los alcaldes del Gran Santo Domingo, que calificaron la decisión de inaceptable. Y lo mismo hizo el Ministerio de Medio Ambiente, que recientemente los multó por el manejo inadecuado de los desechos sólidos en Duquesa, situación que no les ha dado la gana de corregir. ¿Para qué corregirla, pregunto yo, si tienen tan buen padrino que pueden poner en riesgo la salud de mas de tres millones de personas y ni siquiera por eso las “autoridades pertinentes” se atreven a ponerlos en su puesto? El doctor Francisco Domínguez Brito ha dicho, en medio del corre corre, que Duquesa se mantendrá abierto en los horarios que sean necesarios a la buena o a la mala, y habrá que confiar en que desde su autoridad hará valer el interés de preservar la salud de los residentes del Gran Santo Domingo. Pero los dueños de ese vertedero no tienen derecho a mantenernos en este permanente sobresalto, ni tampoco el padrino que tienen detrás, tan poderoso que solo puede ser el mismo que usted y yo estamos pensando.