Los leonelistas podrán decir todo lo que quieran, hacer gárgaras con una sopa de letras en el vano esfuerzo de convertir un fulminante nocaut en el primer asalto (la pelea solo duró tres minutos) en la resonante victoria de un partido “que dio muestras de madurez política y sentido de unidad”, pero todo indica que en la medida en que pasen las horas ese falso triunfalismo terminará convertido en frustración y desencanto. Y si hablo de horas para empezar a ver las señales de que, lejos de terminar, el pleito entre danilistas y leonelistas prosigue su agitado curso es porque así ha sido; no habían transcurrido 48 horas de esa celebrada reunión cuando ya se estaban volviendo a enfrentar en el Congreso, ya que unos y otros parecen haber interpretado de manera distinta la forma de aplicar las primarias abiertas aprobadas a unanimidad el pasado sábado. La diputada Miriam Cabral, secretaria de Organización del PLD y muy cercana al presidente Danilo Medina, llevó la voz cantante en ese escarceo al aclarar que en las primarias abiertas tendrán derecho a votar todos los inscritos en el padrón de la JCE, desmintiendo al expresidente Leonel Fernández y su información de que con esa modalidad únicamente votarían los miembros del PLD y los nuevos votantes. Las declaraciones de la legisladora, quien también aclaró que la aprobación de las primarias abiertas no tiene que ser refrendada por el Pleno Nacional de Dirigentes como anunció el presidente del PLD, son una clara señal de que la tregua pactada será difícil de sostener, sobre todo para los que habiendo mordido el polvo de la derrota se han visto obligados a sonreír y celebrar como si se hubieran sacado la Loto.