QUE SE DICE
El precedente

QUE SE DICE <BR>El precedente

Independientemente de las críticas que ha recibido, desde distintos sectores de la vida nacional, la sentencia de la jueza Natividad Ramona Santos, del Quinto Juzgado de Instrucción, enviando a juicio de fondo a solo 5 de los 56 oficiales de la Policía Nacional sometidos a la justicia por el usufructo de vehículos recuperados por la institución, hay que reconocer que el solo hecho de haber sentado en el banquillo de los acusados a esos oficiales justifica el esfuerzo de adecentamiento emprendido por la actual jefatura y el Ministerio Público. Estamos hablando de un importante precedente, tanto para la justicia dominicana como para la propia Policía, que una vez se recupere de los efectos del purgante deberá convertirse en una institución más consciente de los límites de su acción pública. ¿Podemos dar por terminada, de ahora en adelante, la infame práctica de apropiarse de los vehículos recuperados tras ser reportados como robados por sus dueños? Eso, a decir verdad, no está en capacidad de garantizarlo nadie, pero sí puede asegurarse, con toda propiedad, que después de todo lo que han pasado esos oficiales -incluídos los favorecidos con un no ha lugar- los que vendrán deberán pensarlo dos veces antes de apropiarse de lo que no les pertenece.

Desamparados

El director de Información, Prensa y Publicidad de la Presidencia, Rafael Núñez, no ha podido decirlo con mayor claridad: la Policía Nacional ha sido sobrepasada por los delincuentes, lo que simple y sencillamente quiere decir que la institución responsable de proteger nuestras vidas, bienes y propiedades no cuenta con los recursos, ni el entrenamiento necesario, para hacer frente a una delincuencia que ha convertido en un verdadero infierno la vida en nuestros barrios, situación que, al ritmo que vamos, no tardará en extenderse -como una maligna epidemia- por todo el país. El veterano periodista atribuyó el auge de esa delincuencia, así como la violencia que trae aparejada, al incremento del consumo y tráfico de drogas, pero también a una internacionalización del delito que ha hecho posible que los delincuentes estén mejor armados y equipados que la institución responsable de combatirlos. En ninguna parte de las declaraciones de Núñez, por lo menos en las publicadas por los periódicos, se habla de los planes que en lo inmediato tiene el gobierno para devolverle la tranquilidad a la ciudadanía con la urgencia que demandan las circunstancias, sobre todo después de haber tenido el sincero gesto de admitir que con la Policía, por lo menos con la que tenemos ahora, no se puede contar mucho. ¿Le prendemos velones a la virgencita de La Altagracia?

Guerra avisada

Ramón Alburquerque, el flamante presidente del Partido Revolucionario Dominicano, cree llegada la hora de que los perredeístas salgan del aturdimiento en que los ha dejado la derrota electoral, y se preparen para dar la batalla al gobierno y los peledeístas desde las trincheras de un verdadero partido de oposición. La declaración de guerra de Alburquerque supone la ruptura formal de la tregua política que le impusieron al PRD las circunstancias tras su traumática salida del poder, incluída la crisis divisionista provocada por la salida de Hatuey Decamps, que tanto el gobierno como el Partido de la Liberación Dominicana deberán sopesar con todas sus implicaciones, incluídas las que tienen que ver con la gobernabilidad que cuidan con tanto mimo en el Palacio Nacional. El mundo político criollo da como un verdad sabida que el PRD es mejor partido en la oposición que en el gobierno, mucho mas cuando, como en este caso, está en control del Congreso Nacional y los ayuntamientos. El PLD y el gobierno tendrán, muy pronto, la oportunidad de recordarlo.

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