QUE SE DICE
El principio

QUE SE DICE <BR>El principio

A estas alturas nadie puede culpar a la gente de Capotillo si empieza a encariñarse con la idea, que habría que llamar -para mayores precisiones- esperanza, de que las cosas pueden cambiar para mejor, sobre todo después de todo lo que allí ha ocurrido desde que el presidente Leonel Fernández dejó formalmente en operación el «Plan de Seguridad Democrática», que no solo ha llevado a las calles de uno de nuestros barrios más violentos y peligrosos potentes Harleys Davidsons para realizar labores de patrullaje y vigilancia sino que el propio barrio, sus entreverados y laberínticos callejones, serán utilizados como escenario para la filmación de la famosa serie televisiva Miami Vice.

Hay que suponer que lo que ocurra en Capotillo, tomado como plan piloto por un gobierno al que se le nota seriamente empeñado en enfrentar el grave problema de la inseguridad ciudadana, podrá ser extrapolado a otros barrios y sectores del país tan castigados como Capotillo o más por la delincuencia y la criminalidad, de las que ningún rincón del país, por apartado que se encuentre, ha logrado mantenerse a salvo. Y es ese, precisamente, el gran desafío que este gobierno tiene por delante, pues Capotillo -no conviene engañarse- solo puede ser el principio de una guerra que nadie sabe cómo ni cuándo terminará.

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Maña fuera

La Liga Municipal Dominicana, institución rectora de los ayuntamientos del país, decidió acogerse -eso dicen los periódicos- a la soberana decisión de la Cancillería de excluir del privilegio de obtener un pasaporte diplomático y derechos de visados oficiales a las esposas e hijos de regidores, tras comprobarse que algunos de ellos dieron un uso fraudulento a esos documentos. Maña fuera, como decían los viejos de antes. ¿Qué otra cosa puede hacer la LMD ante la situación tan comprometedora de esos regidores que no sea permitir la revocación de un privilegio del que han hecho tan mal uso?

Independientemente de lo que ocurra luego de que concluyan las investigaciones en torno a los hechos denunciados hay que decir, para que por lo menos conste en el expediente, que en circunstancias normales el ciudadano al que se le pueda probar en los tribunales que incurrió en la citada práctica, gracias a la cual lograron viajar ilegalmente a Europa más de veinte mujeres dominicanas que habrían pagado entre 150 y doscientos mil pesos cada una, no queda más remedio que llamarlo delincuente, en este caso de apellido regidor. Ni mas ni menos.

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Reincidencias

Otra vez ha vuelto la Organización Técnica del Transporte Terrestre (OTTT) a poner en evidencia, de manera penosa, la irrelevancia de su «autoridad», que se entiende dirigida a regular el sistema de transporte terrestre de pasajeros, pasando por la autorización de las tarifas que deben pagar los usuarios de ese vital servicio. Y otra vez a propósito, duele reconocerlo, del alza del pasaje, que los transportitas se han vuelto a dar el lujo de disponer a pesar de la oposición de la institución llamada a darle el visto bueno a una decisión de esa naturaleza.

Al director del organismo, Germán Peña Guadalupe, se le vio ayer muy fuera de su papel tratando de explicar a los periodistas lo que a todo el mundo le resultaba tan difícil entender: que la OTTT desautorice, de la boca para fuera, un alza que no dudó en calificar desde el primer momento de ilegal, mientras por trasmano permite que los transportistas y sindicatos vuelvan, otra vez, a estrujarnos en la cara su inquebrantable voluntad de salirse siempre con la suya.

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