QUE SE DICE
El que calla otorga

QUE SE DICE <BR>El que calla otorga

El gobierno le estuvo sacando  el cuerpo a  interrogantes sobre una información muy negativa y preocupante que reafirmaría que se mantiene en la administración pública la práctica clientelista que obliga a decir: “más de lo mismo”. Esto a propósito de que el Poder Ejecutivo aumentó el número de vicecónsules en Nueva York a 25, sobrepasando la nómina de funcionarios de ese rango destacados por  México en la citada urbe, siendo la comunidad mexicana –con  todos sus intereses comerciales y de otra índole- más grande que la dominicana. Además de que la Presidencia se ha demorado en reaccionar a las críticas y cuestionamientos sobre ese penoso exceso, el canciller Carlos Morales Troncoso puso distancia: “Yo no nombro vicecónsules”, dijo, para que se entienda que el carnaval de designaciones, en inaceptable perjuicio de los contribuyentes, no va con su estilo ni cuenta con su bendición. Extraoficialmente se ha sabido que en adición, un grueso personal que estuvo en el servicio exterior durante la pasada administración fue retornado al país y aunque no tiene funciones todavía, sigue con sus jugosos salarios. Otro botellerío inaceptable. Cosas como esas alimentaron paulatinamente la posición de rechazo a la administración anterior. Situaciones  como esa llevan a dudar sobre las promesas de manejar el Estado con sentido de austeridad y hacen inevitable que en el ánimo de la ciudadanía  predomine un sentimiento de rechazo a las continuas pretensiones de aumentar los ingresos del fisco.

Dudas razonables

En anteriores momentos y bajo este mismo gobierno, los derivados del petróleo costaban menos que ahora a pesar de que el crudo y el dólar se encontraban en cotas mayores. Lo que indicaría que la relación causa-efecto entre factores de costo y los precios finales de los combustibles es confusa y que las autoridades de Industria y Comercio se reservan el derecho de abultar  motivos para hacerlos mas caros de la cuenta.  La reacción del público no se ha hecho esperar. En las dos últimas semanas se ha escuchado el grito de la gente que ha caído en un desconcierto porque la lógica indica que la gasolina y el gasoil deberían estar a precios más bajos actualmente en función de la tasa del de dólar y de las cotizaciones del barril de petróleo. Aparte de la favorable situación de que el país comienza ya a beneficiarse del acuerdo con Venezuela que posterga el pago de un 25% de la factura petrolera. Es decir: la Refinería no va a tener que pagar en términos inmediatos la cuarta parte del crudo qu,e ya refinado, le generarán ingresos en efectivo, contante y sonante porque para los usuarios no hay fiado.

Un diálogo «alternativo»

Se siente algún alivio –no más- porque el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez y varios dirigentes perredeístas iniciaron esfuerzos para echarle un poco de agua al agrio vino de las críticas que frontalmente ha lanzado el príncipe de la Iglesia a determinadas actuaciones atribuidas al gobierno anterior. Pero, frente a la posición del prelado quien ha venido a sacar la cabeza es la cohorte, no  el  líder directamente involucrado en las discordias que es Hipólito Mejía. Se entiende que Orlando Jorge Mera, Vicente Sánchez Baret, Ivelisse Prats y Ramón Alburquerque acudieran a la sede del arzobispado con muy cordiales propósitos pero en verdad  ellos lo que hacen es tratar de apagar un fuego que no causaron y por  el que tampoco se podría responsabilizar al PRD como familia política. Las diferencias surgieron y tiene que ver con quien ocupaba el Poder Ejecutivo hasta el 16 de agosto pasado, cuyas políticas y abrupto estilo –en el marco de un desastroso proceso reeleccionista- generaron muchas críticas y rechazos, no solo del clero sino de amplios sectores de la sociedad. La confrontación  ha sido, pues, entre  el profeta del fracaso político del continuismo y el candidato derrotado y lo verdaderamente práctico sería que ellos discutieran en vivo y directo sus diferencias.

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