El presidente de la Federación de Asociaciones de Profesores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (FAPROUASD), Santiago Guillermo, anda de periódico en periódico denunciando la corrupción que a su juicio impera en esa academia, que calcula entre 400 y 500 millones de pesos al año, a lo que hay que sumar, como si eso fuera poco, el clientelismo y la mala administración “que la están ahogando”. Son palabras mayores que, sin embargo, parecen destinadas a diluirse en la indiferencia de una sociedad que oye hablar de corrupción como quien escucha llover, lo que no puede ser una excusa para que los dolientes directos de la UASD, desde su rector hasta sus estudiantes, se sigan haciendo los desentendidos con las reiteradas denuncias del gremio de profesores. Porque alguien debe decirle al doctor Iván Grullón que a estas alturas no parece que sea suficiente negar que la nómina está llena de botellas que ni siquiera saben donde está ubicada la universidad o que ni siquiera viven en el país, como se ha denunciado reiteradamente, pues lo único que puede desmentir esas acusaciones es una nómina transparente, que esté a disposición de todo el que quiera ver con sus propios ojos quienes cobran en la UASD y qué labor desempeñan a cambio de ese salario. Pero si la obsoleta plataforma tecnológica de la academia no le permite cumplir con ese requisito también puede el señor rector emplazar al presidente de Faprouasd a que presente las pruebas de sus graves acusaciones, y si no lo hace someterlo a la justicia. Pero no puede, o mejor dicho no debe continuar indiferente, como quien oye llover, a las denuncias de clientelismo y corrupción que anda propagando a los cuatro vientos, y a todo el que quiera escucharlo, el profesor Santiago Guillermo, porque es también su responsabilidad proteger lo que queda del buen nombre y el prestigio de la mas antigua universidad del Nuevo Mundo.