Hoy 
Dicen que desde la distancia las cosas tienen mejor perspectiva, que se ven con mayor claridad dado que adquieren su verdadera dimensión dentro del paisaje general de los acontecimientos, probablemente lo que le ha ocurrido a Alfredo Pacheco, presidente de la Cámara de Diputados, quien ha sorprendido a propios y extraños con sus críticas a sus compañeros de viaje en el pasado gobierno perredeísta, concretamente al expresidente Hipólito Mejía y su desastrosa gestión de gobierno, a la que responsabiliza de su derrota electoral el pasado 16 de mayo.
Habrá quien se pregunte, sobre todo entre los aludidos, porqué esperó Pacheco su visita a Guatemala, donde encabezó la delegación dominicana que participó en la Cumbre Mundial de Presidentes de Parlamentos de Integración Regional, para hacer esas críticas cuando pudo hacerlas cara a cara en las reuniones del Presidium, como habrá quien responda que el ex candidato a síndico simplemente quiso aprovechar que la Ley Mordaza impuesta en el PRD todavía no tiene carácter extraterritorial.
De brinco y espanto
El contralmirante Octavio Bergés Barján, Supervisor General de Vigilancia y Seguridad Privada de las Fuerzas Armadas, hizo ayer una revelación que provoca auténtico espanto, pero que también pone al desnudo porqué estamos tan mal en materia de seguridad ciudadana: un grupo paramilitar cobijado bajo una supuesta fundación de ayuda a los Bomberos, bautizada como Servibomberos, se dedicaba a atracar en Los Mina, Alma Rosa y Boca Chica. Por suerte esa banda ya fue desarticulada por el Ejército Nacional, que le ocupó ocho escopetas, armas cortas, chamacos militares, botas, 700 carnés de militares y una gran cantidad de insignias militares que se supone utilizaban en sus labores de ayuda a la Policía Nacional, a la que con frecuencia acompañaba en sus patrullajes, pero bajo esa cobertura oficial pudo operar impunemente durante ¡ocho años! La pregunta, entonces, se cae de la mata: ¿gracias a cuáles apoyos o complicidades pudo ese grupo operar durante tanto tiempo sin ser molestado?
El grito de Bonao
Es probable que debido a las acontecimientos de los últimos meses, y más que nada del asesinato de la estudiante Vanessa Ramírez Faña para arrebatarle un celular, Santiago se haya convertido en el centro de atención de todo un país preocupado por el inusitado auge de la violencia y la criminalidad, pero la Ciudad Corazón no es la única que sufre y padece a causa del dramático deterioro de la seguridad ciudadana como bien saben en Bonao, la otrora Villa de las Hortensias donde ayer, como otro episodio más de una violencia criminal que ya se ha hecho cotidiana, un honbre recién llegado de Estados Unidos fue asesinado a balazos en plena calle para robarle. Es por eso que la población, que no sabe cómo lidiar con la ola de atracos, robos y asaltos que se producen a cualquier hora del día o la noche, vive completamente aterrada, mientras los comerciantes pegan el grito al cielo con la esperanza de por lo menos ser oídos por el jefe de la Policía Nacional, general Bernardo Santana Páez, a quien piden encarecidamente que refuerce la dotación de Bonao.
