QUE SE DICE
Feriado legislativo

QUE SE DICE <BR>Feriado legislativo

¿Hasta dónde tienen derecho, senadores y diputados, a desentenderse de las funciones para las cuales fueron electos para ocuparse de asuntos estrictamente partidarios y, por consecuencia, completamente ajenos a sus responsabilidades de legislar para beneficio de las comunidades que representan, en particular, y del país todo en sentido general?

La pregunta no solo es pertinente sino también oportuna, conocido el hecho, insólito en cualquier democracia que se respete, de la completa paralización de las labores congresionales desde hace ya casi un mes, debido a que los legisladores consideran más importante atender sus cartones en sus respectivos partidos que cumplir sus obligaciones parlamentarias. Pero como en la vida no hay mal que por bien no venga, el prolongado ausentismo de nuestros legisladores, sin que por ello se acabe el mundo o el país detenga su marcha hacia donde sea que lo lleven, ha servido para poner en evidencia que sin mucho apuro se puede prescindir, llegado el caso, de sus bien pagados servicios y a lo mejor ni siquiera los echamos de menos.

¿Equilibrado?

No hay motivos para dudar de la palabra del doctor Mariano Germán cuando dice que el contrato de concesión de la isla artificial que inversionistas extranjeros planean construir frente al Malecón de Santo Domingo es «muy equilibrado», lo que según el conocido abogado facilitará que tanto los representantes del Estado dominicano como de los inversionistas, que encabeza el arquitecto catalán Ricardo Bofil, se pongan pronto de acuerdo y procedan a firmarlo. Tranquiliza, sin embargo, que haya sido el mismo Germán quien dejara claramente establecido que ese contrato deberá ser sometido al Congreso Nacional para su conocimiento y aprobación, no solo porque es el escenario natural para que los ciudadanos sepan si realmente es tan equilibrado como lo pintan, sino porque el hecho mismo de que los promotores de esa isla insistan en que el Estado no tendrá que invertir un solo centavo en una obra que transformaría radicalmente -para bien o para mal- el perfil arquitectónico de la Primada de América merece, por lo menos, que se ponga en cuestionamiento a santo de qué alguien da tanto a cambio de tan poco. ¿O es al revés la cosa?

Impunidad en Hatillo Palma

Si el gobierno quisiera entender lo que ocurre en Hatillo Palma, Monte Cristi, podría empezar poniendo su atención sobre lo que ocurrió en la marcha celebrada ayer por residentes en esa comunidad, pero más que nada a los motivos que esgrimen sus organizadores: que las autoridades presenten a los responsables de la muerte de la comerciante Maritza Núñez, presuntamente a manos de un grupo de haitianos que huyó de inmediato hacia el otro lado de la frontera. La impunidad en que se mantiene ese crimen, del que ya ha transcurrido un mes, es lo que impide que se apaciguen los ánimos de la soliviantada comunidad, lo que de ninguna manera justifica el salvaje asesinato de dos haitianos indefensos al cobarde amparo de la noche. Se trata, sin duda, de una situación bastante complicada para las autoridades, que si bien no pueden salir a cazar a un grupo de haitianos al que echarle encima ese muerto tampoco pueden olvidar que algo hay que hacer, y pronto, para evitar que un crimen sin resolver degenere en un conflicto internacional del que solo podremos salir perjudicados.

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