QUE SE DICE
Frotaciones peligrosas

QUE SE DICE <BR>Frotaciones peligrosas

La cantidad de «masajistas» apresadas recientemente en una sola noche mediante allanamientos a sus centros de operaciones en Gascue y la Ciudad Universitaria (unas 104) constituye una muestra espectacular de lo extendido que está el susodicho oficio, a las que no se perseguía por ser solo eso sino porque se sabe que detrás de la oferta de «manos relajantes» hay algo más que chicas y clientes mezclados en fricciones: probablemente consumos ilegales que deben averiguarse y trata de blancas. Los vecindarios de los denominados centros de masaje sienten que se está atentando a su pudor, su paz y sus buenas costumbres, para lo cual es inevitable que las mujeres reclutadas para los servicios se ocupen de cosas más comprometedoras que la supuesta habilidad de aplicar friegas. Otras informaciones preocupantes sobre el devenir de ciertas zonas capitalinas se refieren al ejercicio de la prostitución masculina en lugares que parecen inofensivos, pero son algo más que simples bares para encuentro de homosexuales. ¿Preparan las autoridades una batida contra ese otro género del comercio sexual?

Rompen mucho, arreglan poco

Algunos contratistas e ingenieros de la Corporación de Acueductos y Alcantarillados de Santo Domingo deberían sentirse tan obligados a recubrir y pavimentar el suelo que hoyan, como suelen estar los contratistas que hacen zanjas para compañías telefónicas como Verizon y Tricom. Quizás por el hecho mismo de ser de capital privado, esas firmas de telecomunicaciones se cuidan mucho más, sabiéndose especialmente vulnerables y demandables si algún estropicio vial que se les atribuya causa daños materiales o humanos entre los munícipes. En cambio, las brigadas que excavan el pavimento para enterrar tuberías de agua o construir alcantarillados, suelen dejar las vías muy dañadas, como puede palpase actualmente en algunas partes de la zona oriental de Santo Domingo. Lo conveniente es que la CAASD y sus asociados en obras urbanas entiendan que no están liberados de responsalidades ante la ciudadanía; no deberían perder de vista que el carácter estatal del organismo no lo hace diferente ante la ley ni les permitiría escapar a la censura pública ni a procedimientos ante tribunales por parte de quienes se sientan perjudicados por alteraciones no señalizadas en las rutas de tránsito.

La gente no está en eso

El fervor partidario tiene su tiempo y este en que vivimos no es de zafra política. Esos, a los que llamamos partidos mayoritarios, se pregonan capaces de demostrar que tienen poder de convocatoria para venideros procesos convencionales pero no son sinceros y callan las dificultades que confrontan para lograr respuestas importantes de las masas que deberían (según sus planes) acudir a asambleas a corto y mediano plazos. La gente, en vedad, no está muy en eso. En las bases lo que suele predominar es el inmediatismo; se encandilan solo cuando brilla para corto plazo la posibilidad de beneficios a través de empleos y obsequios, y esos atractivos van a tardar. Falta mucho para elecciones. Y por lo visto, las cúpulas y dirigentes de tendencias no están poniendo en uso sus recursos personales para motivar parciales. Con el reciente desplome electoral de un PRD que antes disfrutó de caudales de votos que pusieron a todos los poderes del Estado en sus manos, se demostró que la verdadera fuerza política de este país es la que emigra de un lado a otro del espectro para dar o quitar, sin compromisos de militancia. Bendita sea esa forma de ser de la gente porque ese comportamiento es el que resta permanencia a los malos proyectos políticos.

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