Consumada la aprobación de la Ley de Partidos, con primarias abiertas y simultáneas, en el Senado de la República, el campo de batalla se trasladará a la Cámara de Diputados, donde los seguidores del expresidente Leonel Fernández, aliados con legisladores de la oposición, esperan obtener su revancha con el rechazo al proyecto aprobado en dos lecturas en la Cámara Alta. El optimismo de los diputados leonelistas parece justificado con un simple ejercicio de matemática legislativa, como se han ocupado de demostrar algunos periódicos y analistas, pero los mas cínicos observadores del “acontecer nacional” sostienen que el hombre del maletín, que ya ha hecho sus “asomos” según denuncias de legisladores, sigue siendo muy persuasivo sin importar el rostro que tenga ahora, y que el hecho de que haya que convencer a poco mas de 30 diputados solo elevará los costos de la nueva receta reeleccionista que se cocina a fuego lento en el Palacio Nacional. Sea una cosa o la otra lo cierto es, sin embargo, que en estos momentos ninguna de las dos posiciones tiene los votos suficientes para imponerse, por lo que es muy probable que el proyecto aprobado en el Senado “se caiga” en la Cámara de Diputados, lo que implica, como advirtió ayer su presidente Rubén Maldonado, que no habrá Ley de Partidos y que todo se quedará como está. En un escenario así, aunque los mas hipócritas digan lo contrario, solo habría ganadores, pues tanto danilistas como leonelistas, que no han olvidado ni por un segundo que son peledeístas y que están en el poder, están perfectamente conscientes de que sin esa legislación, y estando en control del Presupuesto Nacional y los recursos del Estado, van a jugar con ventaja en el 2020 sin importar quien sea su candidato.