En el Ministerio de Educación lo consideran un caso cerrado, razón por la cual los profesores que luego de finalizado el proceso de saneamiento de la nómina docente permanecen bloqueados (1,079 casos a nivel nacional) así se quedarán, aunque se aclaró que esa cantidad podría disminuir o aumentar en la medida en que se encuentren nuevos casos de profesores en situaciones irregulares. Pero como la dirigencia de la Asociación Dominicana de Profesores insiste en que el 85% de los bloqueados es personal activo que no está en las aulas por razones de salud o porque están pensionados o en proceso de pensionarse, es fácil vaticinar que ese descuadre no augura nada bueno para un año escolar que empezó a tropezones por culpa, precisamente, de la guerra de guerrillas desatada por la ADP con sus vigilias y paralizaciones que no mojan pero empapan, a lo que hay que sumar la visita de tres huracanes uno detrás del otro. Y las cosas podrían ponerse peor si los maestros, que han asumido el papel de víctimas en este culebrón, prefieren hacer sonar los tambores de guerra y perturbar el desempeño del año escolar en lugar de explicarle al país, ahora que Educación ha hecho públicas las irregularidades que les atribuye, si es verdad que 130 docentes cobraban sus salarios a pesar de que vivían fuera del país, como estableció la auditoría ordenada por el ministro Andrés Navarro con un argumento irrebatible: asegurarse de que el 4% del PIB asignado a Educación tenga un manejo más transparente y eficiente. Esa auditoría también determinó que 647 de los 3,929 bloqueados cobraban mas horas de clases que las que realmente impartían, otros 309 estaban laborando en colegios privados, en tanto 594 abandonaron las aulas sin haber agotado el debido proceso de jubilación o pensión. Si esos son los maestros a los que la ADP quiere defender a un precio tan alto, hay que decirle al gremio magisterial que le llegó la hora de revisarse.