Qué se dice
Insensatez

Qué se dice <BR><STRONG>Insensatez</STRONG>

Hay que decirlo sin muchas vueltas: constituye una insensatez mayúscula el «paro indefinido» que patrocina la Federación de Asociaciones de Profesores en la Universidad Autónoma de Santo Domingo en reclamo de un reajuste salarial de un 30%, que desde ayer mantiene paralizadas las labores docentes y administrativas en la sede central de la UASD y sus trece centros regionales.

La situación no es precisamente alentadora dado que los convocantes, atrincherados en su intransigencia, dicen estar dispuestos a mantener la huelga hasta que la Rectoría y el Gobierno atiendan sus reclamos, pero el doctor Roberto Reyna se niega a cualquier negociación mientras la UASD esté paralizada. Coincidencialmente, tanto los convocantes como la Federación de Estudiantes Dominicanos, que no apoya el paro, culpan al rector –el chico malo, según ellos, de esa pésima película– de que las cosas hayan llegado a los actuales extremos.

Hablando en serio

  Así cono el Congreso Nacional ha sido capaz de votar una Ley de Libre Acceso a la Información Pública, saludada con entusiasmo por la sociedad civil aunque ninguna institución gubernamental la respeta, bien harían nuestros congresistas, en aras de zanjar de una vez y para siempre el debate provocado por Font Bernard, abocarse a la discusión de una Ley de Libre Acceso al Panteón Nacional, a fin de que ese excluyente recinto se convierta en un espacio más abierto, plural y democrático, sin discriminaciones por razones de sexo, raza, edad o religión, y sobre todo sin hipócritas maniqueísmos. Cabrían allí figuras históricas tan controversiales como Ulises Heureaux, etiquetado recientemente de «dictador sanguinario», pero también sátrapas de gloria más reciente como uno que anda por ahí, exiliado hasta del infierno, al que todavía se le reprochan la crueldad y dureza conque gobernó a lo largo de tres largas décadas, pero a quien se invoca calladamente, de las puertas para dentro, cada vez que esta democracia enseña sus flaquezas o se desata el griterío desaforado de las comadronas del desastre reclamando mano dura. Si vamos a cualquierizar este país de arriba abajo, sin respetar ni santos ni altares, metiendo en un mismo saco a mansos y cimarrones, a prohombres y villanos, entonces hagamos las cosas bien.

Caso cerrado

  La Policía Nacional se ufana de haber resuelto, en apenas 24 horas, el asesinato de un comerciante hallado muerto a balazos la madrugada del lunes en la avenida Jhon F. Kennedy, pero a lo mejor anduvo con muchas prisas al cerrar tan pronto el caso, descartando otras «pistas» que podrían conducir las investigaciones por otros derroteros. El director general de Aduanas, Miguel Cocco, cree que la muerte del comerciante puede estar relacionada con las actividades empresariales de sus hijos, a quienes Aduanas incautó recientemente mas de cien millones de pesos en mercancías introducidas irregularmente al país. Se ignora si al sugerir esa línea de investigación el director de Aduanas pensaba en el asesinato, todavía sin esclarecer, del inspector de esa institución muerto en una emboscada en el túnel de Las Américas, o si posee información clave que el jefe policial desconoce, pero toca al mayor general Bernardo Santana Páez decidir la pertinencia de esas indagatorias.

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