QUE SE DICE
La apariencia engaña

QUE SE DICE <BR>La apariencia engaña

Más frecuentemente de lo que parecería, el desdoblamiento es en nuestro medio una moneda de curso legal. Acaba de saberse que el servicio de inteligencia de la Dirección de Migración le dio seguimiento a las señoras haitianas que llevan haitianitos a las esquinas a pedir y descubrió que ellas portan en unas mochilas ropa en muy buen estado que se quitan cuando les comienza el horario de mendigar, que es cuando entonces se visten de pobreza extrema.

No son ellas las únicas que en este país cambian de aspecto en función de la conveniencia. Dicen que algunos de los señores que van a las sesiones de diálogo para una reforma fiscal asumen allí unas poses de dolor y pena cada vez que surge algún amago de crear impuestos que toquen sus intereses. Al llegar el fin de semana, que es cuando se refugian en masiones de campos y playas a las que llegan en vehículos de lujo, su estado de ánimo cambio muchísimo. Otro ejemplo de ambigüedad se dio con Quirino Ernesto Paulino Castillo a quien en el momento de apresarlo apenas le decían capitán, aunque de inmediato le confiscaron fortunas que solo podrían poseer los generalísimos y monarcas. Ahora días, el auto de lujo en que perdió la vida en un accidente de tránsito una desafortunada muchacha no era declaradamente propiedad de algún alto ejecutivo de consorcio o supercompañía de importación. Su cédula solo decía sargento.

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Inmovilismos

Ojalá que se prestara atención a lo que ha advertido el director de Aduanas, Miguel Cocco, en el sentido de que la tardanza en reformar el sistema tributario perjudicaría mayormente a los sectores poderosos de la economía. Ciertos ricos dominicanos siempre han jugado a la inmovilidad. Suelen ser los últimos en aceptar los cambios aunque luego les saquen el máximo provecho a las innovaciones. Se aferraron al régimen de sustitución de importaciones iniciado en los doce años, pero cuando ya no pudieron seguir más en eso pasaron con mucho éxito de fabricantes a importadores. Defendieron a rajatablas el sistema de cambio fijo mientras el Banco Central les estuvo privilegiando en la asignación de divisas baratas, pero cuando descubrieron que la devaluación era mejor negocio, se entregaron a nuevas reglas de juego. Ahora no quieren saber de estabilidad monetaria, y si el peso no se arrastra por los suelos con un mínimo poder de compra, protestan y piden que la prima suba.

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De las manos… a los pies

El viernes pasado la primera dama, Margarita Cedeño, estuvo en el hospital Robert Reid Cabral llevando «hierro» para salvar de anemia a los pacientitos, pero el primer «metal» duro que se asomó al centro asistencial infantil fue el que llevaron unos «gorilas» que a fuerza de empujones y otros maltratos físicos y verbales barrieron con los vendedores callejeros del entorno que, ciertamente, afean un poco dispersando mercancias para ganarse unos chelitos. Se desconoce si entre los que recibieron cajeta de las autoridades afuera estaría algún padre de los niños que públicamente recibieron la generosidad oficial adentro. Independientemente de que ese fuera el caso o no, la buena acción de las delicadas manos de la esposa presidencial vino a quedar muy cerca de desagradables accciones de pie (patadas). Esa fiesta de la caridad debió estar siempre alejada de las brutalidades.

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