Qué se dice: La oposición del PLD

Qué se dice: La oposición del PLD

Claudio Acosta

No es por nada, pero abrir una cuenta de twitter y empezar a disparar a diestra y siniestra contra el gobierno no es hacer oposición, aunque el ruido que provoquen esos ataques hagan parecer lo contrario; pero a un PLD dividido, golpeado por la derrota y apalastrado por los expedientes de corrupción que se baten en los tribunales, a tal punto que su principal líder, el expresidente Danilo Medina, no ha vuelto a sacar la cabeza, no se le puede pedir mucho.

Tampoco tiene sentido ni utilidad hacer oposición instalando un francotirador en el Senado que no le deja pasar una al Gobierno, pues criticar por criticar, sin aportar soluciones a lo que se critica o descalifica, termina diluyéndose en el fragor noticioso de cada día y a nadie termina importándole.

Y así no será que el PLD podrá recuperar el terreno perdido en el aprecio de la población, la misma que en el pasado proceso electoral le dio la espalda, harta de la arrogancia de los peledeístas, de creerse los mejores, de su comesolismo.

Porque para reconectarse con el pueblo, con la gente, tienen que involucrarse con sus problemas y comprometerse con sus soluciones; en resumen, tienen que bajar de la nube en la que vivieron los últimos 16 años y aterrizar en el mundo real, en este pobre y jodido país plagado de carencias y necesidades que atender.

Por eso es bien recibido el anuncio del bloque de diputados del PLD de que se comprometen a luchar para que el Gobierno cumpla con su obligación de pagar sus prestaciones a los empleados desvinculados, como se dice ahora, con lo que ayudarán a corregir un gran abuso cometido contra miles de personas.

De lo que se trata, para que se me entienda mejor, es de regresar al principio, a lo que quiso su fundador que fuera el PLD; un instrumento de liberación nacional al servicio del pueblo. Pero no sé si después de servirse de manera generosa, hasta el hartazgo, de las suculencias del poder casi absoluto, se acordarán con qué se come eso.

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