Atrás quedaron los tiempos en que los jueces solo hablaban por sentencias, y aunque expertos y profanos no se ponen todavía de acuerdo sobre si es bueno o es malo para la sana administración de justicia ese destape, por llamarlo de alguna manera, por lo pronto hay que agradecerle que les permita expresarse con la claridad y contundencia conque lo hicieron ayer, en todos los tribunales del país, los 800 jueces que suscribieron el manifiesto en el que acusaron al Consejo del Poder Judicial de atentar contra el sistema de justicia con las suspensiones arbitrarias con las que, alegan, viola sus derechos fundamentales. En consecuencia, reclamaron el “cese inmediato” de los abusos y atropellos de que son víctimas los funcionarios judiciales sometidos a juicios disciplinarios y aquellos suspendidos sin un proceso y sin disfrute de sueldo, al tiempo que demandaron que se elabore un reglamento para los juicios disciplinarios que garantice el debido proceso, y muy especialmente la presunción de inocencia. “Pedimos que cesen las suspensiones sin juicio previo; sin investigación judicial; sin oír a los jueces. Queremos que haya un proceso debido para los jueces, tutela judicial efectiva para los que tenemos la misión de juzgar; respeto a sus derechos por el órgano escogido por todos para el ejercicio del poder disciplinario”. Lo ocurrido ayer en los tribunales del país no debería ser ignorado por el doctor Mariano Germán Mejía, quien preside el Consejo del Poder Judicial en su condición de presidente de la Suprema Corte de Justicia, aunque existe la posibilidad de que se lo tome a choteo, como cuando los periodistas le preguntaron su opinión sobre la investigación de la muerte, resurrección y fuga de Quirinito. Tampoco por la opinión pública, pues se trata de un hecho inédito que debe ser motivo de gran preocupación en momentos en que la justicia dominicana exhibe, sin ningún pudor, sus desverguenzas.