Qué se dice
La última palabra

Qué se dice <BR><STRONG>La última palabra</STRONG>

Como era de esperarse, los primeros en oponerse a las pretensiones del secretario de Turismo y compartes de flexibilizar en la zona colonial las medidas contra la delincuencia han sido sus principales beneficiarios, es decir sus residentes, que no solo han visto reducir la cantidad de robos y asaltos sino que ya pueden dormir tranquilos por las noches, pues cesaron los escándalos y desórdenes protagonizados por borrachos y juerguistas con ganas de seguir la rumba.

Pero también se oponen a esa flexibilización el fiscal del Distrito Nacional, el doctor José Hernández Peguero, al igual que el jefe de la Policía Nacional, el mayor general Bernardo Santana Páez, quien incluso dijo ser de opinión de que en lugar de flexibilizarlas habría que reforzarlas aún mas. Si eso no constituye un obstáculo que debería hacer desistir a los patrocinadores de la idea de crear una zona de tolerancia en el casco antiguo de Santo Domingo, por lo menos darán qué pensar a quien tiene en sus manos la decisión final, que no es otro que el hombre a quien se supone mas comprometido con la seguridad y bienestar de sus conciudadanos: el presidente Leonel Fernández.

Filo con filo

  Dueña de un temperamento fuerte -en el PLD la llaman La Dama de Hierro- doña Alejandrina Germán no pudo contener su enfado por las críticas de las ex secretarias de Educación Milagros Ortiz Bosch y doña Ivelise Prats de Pérez, críticas que se entendían suficientemente respondidas en un comunicado de una página publicado por la secretaría de Educación en los principales diarios nacionales. Tan grande fue la cuerda de la secretaria de Educación que sacó del baúl del rencor una denuncia gruesa, de esas que no se pueden ignorar, aunque llegue con dos años de retraso: durante la gestión de Ortiz Bosch había cerca de 300 mil raciones del desayuno escolar que no se sabe adónde iban a parar. No hubo forma, si embargo, de que sus entrevistadores consiguieran de doña Alejandrina mayores detalles sobre una denuncia tan seria, que de seguro tendrá su debida respuesta de la ex vicepresidenta. Dicen que filo con filo no corta, pero en este caso le recomendamos seguir el consejo del inolvidable Buck Canel: “no se vaya, porque esto se pone bueno”.

Ante un disparate

  Algunos politólogos consideran una reminiscencia del trujillismo la creciente tendencia de nuestros políticos de bautizar carreteras, puentes, aeropuertos, monumentos públicos y hasta presas hidroeléctricas con los nombres de sus inolvidables líderes, pero independientemente de que se trate de otra de las tantas taras que todavía arrastramos de la Era razones hay para creer que por ese camino se puede llegar muy lejos, sobre todo si media la demagogia, la ignorancia y, por supuesto, también el oportunismo. Cuentan que algunas mentes calenturientas se proponen someter a la consideración de la Sala Capitular del ayuntamiento de Santo Domingo Norte una resolución que cambiaría el nombre de Santa Cruz de Villa Mella por el de Villa Metro, dizque para hacerle honor el Metro de Santo Domingo. La idea constituye, por dondequiera que se le mire, un solemne disparate, pero nada improbable en un país donde hace rato que sus políticos rompieron el disparatómetro. 

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