QUE SE DICE
Ley para todos

QUE SE DICE <BR>Ley para todos

El presidente Fernández tiene razón cuando afirma que en el país existe la falsa percepción de que los únicos que no pagan el servicio de energía eléctrica son los pobres, pues demostrado está -con la contundencia de las estadísticas- que los mayores niveles de fraude se producen en los sectores comercial y empresarial, léase entre los ricos y poderosos. Ocurre, empero, que tanto pobres como ricos incurren en el mismo delito, solo que gracias al populismo o la demagogia de nuestros gobiernos la pobreza ha pasado a ser un atendible atenuante que exonera a nuestras clases más necesitadas de su obligación de pagar por la energía que consumen. Conocida la noticia, de labios del mandatario, de que la Comisión Nacional de Energía se pondrá a trabajar en un anteproyecto de ley que castigue con mayor dureza a los que se roban la energía, intriga saber cómo reflejarán los redactores de ese anteproyecto la peculiar realidad de nuestro mercado eléctrico, sobre todo sin faltar a un principio jurídico tan elemental como el que dice que la ley es de obligado cumplimiento para todos y cada uno de los ciudadanos, sin excepciones ni privilegios.

Víctimas de la codicia

No debe sorprender que todavía en este país aparezcan incautos que se dejen embaucar por un truco tan viejo como el del lingote de oro falso, pues se trata de una hábil puesta en escena en la que entran en juego, por un lado, la debilidad humana por todo lo que brilla -sobre todo si es oro-, y por el otro la codicia de la víctima, a la que se hace creer que está ante la posibilidad de ganarse un dinero fácil a costa de la ignorancia ajena. No es una casualidad que quien tiene el lingote dizque ignora su verdadero valor, como tampoco lo es que sea un «tercero», que pasa por allí por casualidad, quien sugiera -como quien no quiere la cosa- que se trata de algo muy valioso, de una oportunidad que hay que aprovechar. Y como todo pasa tan rápidamente, otra condición para que el engaño funcione, el estafado solo viene a reaccionar cuando el lingote adquiere un decepcionante tono oscuro y ya es demasiado tarde para sus bolsillos o su cuenta bancaria. Por eso no es necesario hipnotizar a nadie para que algún desprevenido muerda el anzuelo ante la expectativa de la riqueza fácil, el engañoso espejismo que ha llevado a tantos a la ruina, mucho mas en un país donde es una verdad harto sabida que todos los días sale un pendejo a la calle.

Resabios en la ADP

El profesor Eduardo Cuello, presidente de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), ha dicho que se opone a la decisión del Consejo Nacional de Educación de extender el próximo año escolar al agregar otros 25 días al calendario docente, y oigan porqué: en agosto hace demasiado calor para impartir docencia, una razón que en su caso parece una frivolidad si tomamos en cuenta que el presidente de la ADP sabe, mejor que nadie, que la pérdida de docencia es uno de los problemas más graves con los que se enfrenta nuestra educación pública. Lo que realmente ha molestado a Cuello, según se desprende de sus declaraciones, es que no se consultara al gremio magisterial antes de tomar una decisión de tanta trascendencia, algo en lo que tampoco tiene razón, pues en la reunión del Consejo Nacional de Educación donde se tomó la decisión que ahora se objeta estuvo presente el licenciado Radhamés Camacho, vicepresidente del gremio, solo que pertenece a lo que hoy puede considerarse la corriente «oficial». Moraleja: si el profesor Cuello, como presidente de la ADP, quiere tener derecho a la palabra -como decía la vieja izquierda revolucionaria- puede empezar participando en las reuniones del organismo rector del sistema educativo dominicano, donde siempre son bien acogidos los aportes de los maestros.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas