Dice el ingeniero Quique Antún, presidente del PRSC, que las elecciones congresionales y municipales del pasado 16 de mayo fueron las más viciadas de toda la historia política dominicana y que, por lo tanto, hay que anularlas, lo que necesariamente obliga a concluir en que el dirigente reformista o andaba todavía en velocípedo durante los primeros doce años de gobierno del doctor Joaquín Balaguer o simple y sencillamente conoce muy poco la historia política dominicana. ¿Cómo olvidar las banderas rojas ondeando en las puntas de los fusiles durante los Doce Años, la cacería, en pleno proceso electoral, de los dirigentes de la oposición, o el robo descarado de urnas? ¿Y el fallo histórico de tan ingrata recordación? Se acepta y se entiende que los políticos recurran a la exageración o el oportunismo más descarado si entienden conviene a sus intereses del momento, pero todo en la vida debe tener un límite.

Protesta

Quienes en este pobre y atrasado país quieren saber porqué nos cuesta tanto trabajo salir de esa pobreza y ese atraso solo tienen que echar una mirada a lo que acaba de ocurrir en el liceo doctor Federico Henríquez y Carvajal, en Barahona, donde sus estudiantes salieron ayer a las calles a protestar, enfrentándose a pedradas con la Policía y a incendiar neumáticos a las calles. No se trataba, como pudiera creer cualquier ingenuo, de una protesta por la falta de pupitres, la reposición de un grupo de profesores injustamente cancelados o la reparación de un plantel que se cae literalmente a pedazos, como tantos del país, sino de algo muy distinto: la decisión de la Secretaría de Estado de Educación de extender el año escolar otras dos semanas, a fin de compensar el tiempo perdido por las frecuentes huelgas que patrocina la Asociación Dominicana de Profesores en esa provincia. Los estudiantes actuaron en “solidaridad” con sus profesores, que decidieron en democrática asamblea rechazar la decisión de la cartera educativa. Digan lo que digan, estamos progresando.

Una mala idea

No parece haber despertado mucho entusiasmo dentro del PRSC la propuesta del ingeniero Eduardo Estrella de que el reformismo abandone la fallida Alianza Rosada y emprenda, en lo adelante, su propio derrotero político, con el agravante de que ni siquiera el más consistente crítico de ese pacto dentro del perredeísmo, el empresario José Antonio Najri, le ha parecido buena idea en estos momentos. Y la explicación de esa pobre receptividad dentro y fuera hay que buscarla en una razón harto evidente, tanto que extraña que el ingeniero Estrella haya sido incapaz de verla: los reformistas salieron gananciosos y más que satisfechos del proceso electoral gracias al pacto con el PRD, al ampliar en forma significativa su representación a nivel congresional y de los ayuntamientos, y en política, como demostró tantas veces el doctor Joaquín Balaguer, lo que importan son los resultados.