QUE SE DICE
¿Mal incurable?

QUE SE DICE <BR>¿Mal incurable?

Un problema que se confirma como estructural saltó a la vista nuevamente en la Policía Nacional. Su flamante jefe de ahora, general Bernardo Santana Páez, reveló en el encuentro de la Esquina Joven de HOY de este viernes lo que se describe como niveles de corrupción en la distribución de agentes en servicio, al extremo de que cualquier sargento dispone de hasta 30 hombres cobrando sin trabajar.

Se recuerda que el jefe saliente, general Manuel de Jesús Pérez Sánchez, se estrenó el pasado año con un discurso similar en contra de que una gran parte del personal policial estuviera al servicio de particulares o nutriendo escoltas de funcionarios civiles, lo que mantenía a la institución severamente limitada en sus posibilidades de desplegarse por las calles. El propio Pérez Sánchez admitió, al final de su gestión, que no había podido resolver el problema y ahora Santana Páez lo expone con mayores dimensiones. Ojalá que al final de la administración recién comenzada, el nuevo jefe no tenga que admitir que fracasó en hacer trabajar a los agentes, porque entonces se reafirmaría que: árbol que nace torcido, nunca sus ramas endereza.

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Legislar con firmeza

El proyecto de reforma fiscal que está en camino debe llevar, necesariamente, el fuerte timbre de un consenso de los partidos políticos para que la ley que nazca sea de aplicación efectiva y de prolongada vigencia. No menos de diez años. La permanencia de reglas claras es de total prioridad en estos momentos si se aspira a reorganizar la economía y dinamizarla en función del libre comercio. La activación de las inversiones no se lograría sin el establecimiento de un clima de seguridad para los negocios; plenas garantías de rentabilidad para el largo plazo y que se elimine de una vez el temor a modificaciones sorpresivas en las reglas del juego.

No se pueden generar expectativas sobre tasas de Itebis y de impuestos a la renta para que luego, con un cambio de gobierno, surjan medidas administrativas como las que hicieron posible la comisión cambiaria, que ahora, felizmente, va a desaparecer. En base a lo que el gobierno haya consensuado con sectores empresariales, el Congreso debería legislar con aspiración de que las disposiciones finales tengan posibilidades de regir como esquemas tributarios sólidos y estables.

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Preocupación con las Harley

Algunos críticos han puesto en duda la funcionalidad de las fuertes motocicletas fabricadas en Estados Unidos que la Policía puso en servicio para patrullar las calles del barrio Capotillo. No se considera práctico que las Harley Davidson operen en áreas urbanas de calles estrechas que a veces conectan con tortuosos laberintos. Se puede temer que los delincuentes, muchos de los cuales suelen utilizar motocicletas ligeras para sortear obstáculos y obviar las condiciones del terreno, puedan seguir eludiendo a los persecutores.

Pero lo peor de estas Harley del efectismo oficial es que se trata de vehículos de un solo asiento. Un solo tripulante para conducir, comunicarse por radio y disparar al mismo tiempo, de ser necesario. Se trata de una limitación que seguramente hace sonreír a pandilleros que hasta para arrancar collares en las calles actúan en pareja. Los «caballos» sin grupas de la Policía podrían resultar como los cohetes que fallan al explotar: un follón.

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