La frase la popularizó, para los que ya no se acuerdan, el exprocurador general Víctor Céspedes durante el gobierno del PRD y de Hipólito Mejía, pero sin querer queriendo ayer nos la recordó el actual Procurador Jean Alain Rodríguez, quien pidió a los encartados en el caso Odebrecht no desesperarse, pues en junio próximo todas sus preguntas e inquietudes sobre su vinculación con el caso quedarán respondidas en la acusación que se depositará ante el juez especial de la Suprema Corte de Justicia que lleva el proceso, el magistrado Francisco Ortega. El funcionario respondió así a los periodistas que quisieron conocer su opinión sobre recientes declaraciones del senador peledeísta por San Cristóbal Tommy Galán, quien anunció que solicitará el archivo del expediente debido a que no tiene absolutamente nada que ver con ese proceso. También aprovechó la ocasión el Procurador General para defender y resaltar el arduo trabajo realizado por sus fiscales adjuntos para sustentar un expediente que garantice que no habrá impunidad, como si adivinara que ese es precisamente el temor que comparten tantos ciudadanos que observan con escepticismo el curso de un proceso que, por tener repercusiones en otros países donde Odebrecht también pagó sobornos para asegurarse la contratación de obras, le permite hacer comparaciones entre lo que se ha hecho en esos países y lo que se ha hecho aquí, donde no hay ni un gato barcino preso, y sacar sus propias conclusiones más allá de lo que diga o prometa el Ministerio Público. Pero en el punto en el que estamos no tenemos mas alternativa que esperar sin desesperarse, como recomienda con sorna el Procurador, a que se deposite el expediente acusatorio y arranque el juicio de fondo, pues será al final de ese tortuoso recorrido cuando sabremos si el mayor escándalo de corrupción de nuestra historia será también el mayor fiasco de nuestro sistema de justicia.