QUE SE DICE
Otro gallo cantaría

QUE SE DICE <BR>Otro gallo cantaría

De una insana economía con abundancia de dinero inorgánico y altos intereses por depósitos bancarios y certificados del Banco Central, se ha pasado a otro extremo: ya las rentas enflaquecieron y los ahorros hay que ponerlos directamente a producir en las calles y negocios. Pero como al mismo tiempo el poder de ingreso de la gente está adormilado, y las papeletas solo abundan en las bóvedas, no en las billeteras, el país se va pareciendo a la España Boba de otrora.

Donde quiera se topa uno con un rumor: «Fulanito el de la Mella está quebrado y solo ha seguido a flote por pechú. Tal tienda que se anuncia mucho en Naco va a ser embargada pronto. De la calle Del Conde son muy pocos los negocios que van a sobrevivir a esta debacle». Pero no es la primera vez que se da la ironía de que los que mandan en el país se muestran muy complacidos con sus cifras macro económicas mientras por lo bajo, otro gallo canta.

Entre dos corrientes

El gobierno haría bien –y ha dado algunas muestras de que en eso está- en mantenerse como el fiel de la balanza frente a las visiones disímiles que se pregonan respecto de los sangrientos sucesos de Hatillo Palma. Las degollaciones de dos haitianos allí la semana recién pasada estuvieron acompañadas de fuertes indicios de que los asesinos vengaban la muerte– de extraordinaria crueldad y digna de firme repudio- de una comerciante, hecho atribuido a malhechores haitianos. Entre un hecho y otro se produjo un despliegue de retórica contra la presencia de haitianos en sentido general en esa zona en la que ciertamente, cualquier fósforo puede re-encender lo que es ya una atmósfera de xenofobia con vías de hecho. Con moderación y tacto, el gobierno se ha preocupado por evitar cualquier gesto suyo que puede interpretarse como de adhesión a posiciones radicales, en un sentido o en otro, sin dejar por ello de repatriar y defendiendo su derecho a sacar del territorio nacional a inmigrantes ilegales. Lo negativo es que a veces autoridades menores maltratan para hacerlo y hasta se han equivocado extrañando a dominicanos.

¡Prensa sí, pero de lejos!

En lo que más esta cojeando este clima «ordenado» y de respeto a la libertad de prensa en el país es en que a los medios de comunicación se les deja, ciertamente, cumplir su papel sin ostensibles y burdos entorpecimientos, pero con un grado de acceso a las cúspides oficiales que deja mucho que desear y que coloca a algunos periodistas en la posición poco fructífera de «oidores» y observadores a distancia. En ocasiones altos funcionarios hablan directamente si los periodistas logran encontrarlos en ánimo de soltar prendas, en el momento en que casi hacen maletas para otro viaje al exterior. Tiene que ser preocupante que en todo el mapamundi haya pocos países en el dudoso honor nuestro de que su prensa nunca pueda entablar algún diálogo formal y oficial con el Jefe del Estado. No es genuinamente un clima excelente para la libertad de prensa el hecho de que los periodistas puedan moverse y reportar, pero sin ser tratados como unos interlocutores imprescindibles para que entre gobernantes y gobernados haya flujos importantes de preguntas y respuestas. La relación particular y exclusiva con comunicadores escogidos por el propio poder para formular cuestionarios públicamente, no llena el vacío.

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