Es muy probable que cuando hace unos días el doctor Miguel Surún Hernández opinó de manera favorable sobre las primarias abiertas y simultáneas se haya interpretado como la posición oficial del Colegio de Abogados de la República Dominicana (CARD), pues su presidente nunca dijo con claridad si hablaba a título personal o recibió autorización del resto de su directiva para expresarse de esa manera. Desde luego, no fue coincidencia que sus declaraciones se produjeran en medio de una guerrita de opinión pública en la que tanto los partidarios de las primarias abiertas y simultáneas como de las cerradas tratan de ganar espacio y, sobre todo, de concitar apoyos, y como eso no ha sido suficiente han convertido el Congreso Nacional en el destino de las romerías de sectores que tratan de convencer a los diputados de las bondades y perjuicios de una y otra modalidad para la democracia dominicana y el sistema de partidos. Pero un simple ejercicio de sentido común indica que en una tema tan controvertido, que ha dividido a la comunidad jurídica, no pueden estar de acuerdo todos los afiliados al CARD. Efectivamente, al día siguiente de las declaraciones del doctor Surún Hernández un grupo de abogados visitó al presidente de la Cámara de Diputados, Rubén Maldonado, para desautorizar a su presidente, pues opinan que lo ideal es que se llegue a un consenso nacional sobre la Ley de Partidos, pero que no se les imponga a las organizaciones políticas la forma de elección de sus candidatos, sean primarias abiertas, cerradas o cualquier otro método. La vocera del grupo y secretaria general del gremio, Elena Fermín, dijo que al hacer su pronunciamiento Surún Hernández no consideró que la mayoría de la Junta Nacional del Gremio tiene una posición distinta a la suya. O tal vez sí lo consideró, y hasta lo reconsideró, pero los apoyos políticos, como los pactos con el Diablo, siempre hay que pagarlos.