Parece que los llamados a la cordura y la moderación por parte de dirigentes peledeístas que dicen estar preocupados por las consecuencias del enfrentamiento entre danilistas y leonelistas por la candidatura presidencial del 2020 están cayendo, como dice el conocido refrán, en saco roto, lo que parece darle la razón a los que opinan que esas tensiones han llegado hasta un punto en el que ya no hay retorno. Ayer algunos medios reportaron el enfrentamiento, a través de las redes sociales, el campo de batalla preferido por unos y otros, entre el Presidente de la Juventud del PLD, leonelista, y otro joven dirigente del partido oficial con asiento en el Palacio Nacional, a causa del cuestionado nombramiento de un Viceministro de la Juventud que se encuentra preso por golpear a su mujer, una pifia que los seguidores del expresidente Leonel Fernández, que han pasado a la ofensiva tirándose a la calle del medio, no han querido desaprovechar. Precisamente por eso está convencido el danilismo, como ya lo han expresado públicamente varios de sus voceros, de que con sus ataques y sus críticas tratan peor al gobierno que la oposición. Por supuesto, los seguidores del exmandatario han negado, de manera reiterada, esas acusaciones, que ayer Domingo Jiménez atribuyó a una campaña dirigida por funcionarios del gobierno que por tener también aspiraciones presidenciales tratan de sacar de la competencia a su líder. Pero de esos señalamientos no se van a librar tan fácilmente mientras anden reclutando dirigentes disgustados con el gobierno, a los que están ofreciendo villas y castillas para cuando el León regrese al Palacio Nacional, como haría cualquier partido de oposición.