QUE SE DICE
Precocidades

QUE SE DICE <BR>Precocidades

Estas cosas hay que escribirlas y también comentarlas, para que nuestras adoloridas conciencias puedan darse, por lo menos, por aludidas. En Moca, cuna de hombres guapos hambrientos de gloria, la Policía Nacional apresó a tres menores, entre los ocho y doce años, a los que acusa de profanar 25 tumbas del Cementerio Municipal de esa ciudad, de donde sustrajeron candados, cerraduras, floreros y cuanta cosa de metal podían cargar, que luego vendían -según la institución del orden- a un comerciante local que se dedica al fundido de metales. ¿Quién enseñó a esos niños, a edad tan temprana, a delinquir? Es de suponer que la Policía, que habrá interrogado a los menores, está ya en conocimiento de esa información, pero es poco lo que puede hacer contra los adultos que, directa o indirectamente, por acción u omisión, los empujaron por un camino tan incierto cuando apenas empiezan a vivir, como nadie puede garantizar tampoco que esos precoces delincuentes no volverán a sus andadas.

Financiamientos

Si algún otro reproche puede hacerse, aparte de su ilegalidad, al establecimiento de una cuota a los militantes peledeístas con empleos en el gobierno, es su falta de originalidad, pues lo deseable es que los partidos se las ingenien para encontrar nuevas formas de financiamiento para sus costosas actividades, dado que resultan claramente insuficientes los recursos que reciben por ley de la JCE. Ese problema pudo estar resuelto hace tiempo si nuestros partidos se les hubiera ocurrido la idea, por ejemplo, de cobrarle un peaje a las «ganancias excesivas» de sus miembros mientras se desempeñan como funcionarios públicos, para llamar de esa eufemística manera la corrupción administrativa que nos acompaña desde el nacimiento mismo de la república. El que conoce la historia reciente de este país puede hacerse una idea, a ojo de buen cubero, de lo mucho que podrían tener hoy en sus arcas nuestros grandes partidos, todos con experiencia de poder, si nuestros políticos hubieran tenido el cinismo suficiente para proponer algo así, pero -gracias a Dios- no hemos llegado a esos impensables extremos. Todavía…

Vandalismo

Nadie puede estar de acuerdo con lo que acaban de hacer residentes de la urbanización Invivienda Santo Domingo: destruir a pedradas los cristales de por lo menos 40 vehículos, como protesta por los mortificantes apagones -de hasta 18 horas corridas- conque los castiga EdeEste a pesar de que, según alegan, pagan sus facturas puntualmente. Preocupa, y mucho, la frecuencia con la que grupos o comunides recurren al vandalismo ciego y destructivo para «protestar» por cualquier cosa, con razón o sin ella, pero preocupa más todavía que puedan hacerlo con tanta impunidad como los residentes de Invivienda, donde -que se sepa- nadie ha sido detenido para responder por los daños causados a los vehículos de los desprevenidos conductores que tuvieron la mala suerte de atravesar, sin que nadie tuviera la cortesía de avisarles, una peligrosa zona de guerra.

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