QUE SE DICE
Principio del fin

QUE SE DICE <BR>Principio del fin

Gabriel Castro, presidente de la Sala Capitular del ayuntamiento del Distrito Nacional, dijo con toda su boca, en un programa de televisión, que el enfrentamiento entre la Liga Municipal Dominicana y el cabildo capitaleño marca el principio del fin de esa institución, que insistió en calificar de anacronismo. Castro explicó a sus entrevistadores que esa liquidación no se producirá, como fuera lo deseable, en el futuro inmediato, dada la actual correlación de fuerzas en el Congreso Nacional, situación que cambiará -asegura- tras las elecciones congresionales y municipales del 2006.

No es la primera vez que la Liga Municipal Dominicana es cuestionada o se anuncia su inminente disolución, pero la capacidad de maniobra de su actual incumbente la han salvado del zarpazo final. Esta vez, sin embargo, la cosa parece que va en serio, pues está de por medio la política; muchos dirigentes peledeístas están convencidos, con razón o sin ella, de que a la hora de abrir o cerrar la llave de los recursos el doctor Amable Aristy Castro solo atiende a sus propios intereses y los de sus eventuales aliados, lo que convierte la reducción de los recursos al ayuntamiento del Distrito Nacional en un intento por debilitar la principal plaza electoral del Partido de la Liberación Dominicana.

En pie de guerra

La ciudad de Santiago amaneció ayer, otra vez, arropada por un pestilente manto blanco, producto del humo que desprende el vertedero a cielo abierto de Rafey. Se trata de una maldición que regresa, amenazante, a perturbar la tranquilidad de los santiagueros, sobre todo de los que residen en los barrios Brisas del Canal, Ciudad Satélite, San Lorenzo, Ingenio Abajo y Cienfuegos, entre muchos otros, que precisamente ayer se declararon en pie de guerra protesta por una situación que, según dicen, no aguantan más. Es muy poco, empero, lo que esa gente puede hacer para evitar que las emanaciones del vertedero sigan envenenando el aire que respiran, sobre todo tratándose de un problema cuya solución requiere -según el síndico José Enrique Sued- de 100 millones de pesos, pero tampoco podemos pedirle que se crucen de brazos y se dejen morir solo porque nadie se conduele de su desgracia.

Cárceles

Independientemente de la incuantificable cantidad de veces que se ha dicho, desde el gobierno, que se modernizarán y humanizarán las cárceles dominicanas, sin que ese anuncio se traduzca en acciones concretas, hay que hacer votos porque en esta oportunidad esa promesa se cumpla. El Consejo de Gobierno acordó en su sesión del pasado martes, en el Palacio Nacional, emprender una serie de iniciativas, de carácter social, que hagan más llevadera la vida de los reclusos, pero también se determinó mejorar su infraestructura, las condiciones físicas de los recintos, algo que ya se empezó a hacer en Puerto Plata, Santiago y Dajabón. Criaderos de criminales y delincuentes antes que centros de regeneración o rehabilitación, urge rescatar nuestras cárceles de la indignidad y la verguenza.

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