QUE SE DICE
Prioridades

QUE SE DICE <BR>Prioridades

Debido al denso silencio que rodea el proyecto de construcción del Metro de Santo Domingo, que habría que calificar de sospechoso tratándose de una obra que involucra a tantas instituciones y que afecta a tanta gente, no vale la pena -al menos por ahora- detenerse a discutir la validez de las objeciones técnicas o económicas que se han hecho a una obra de la que solo se sabe que es un «caro sueño» del presidente Leonel Fernández.

Concentrémonos, entonces, en formularle a los ideólogos y promotores de ese proyecto una pregunta tan oportuna como pertinente, sobre todo después de que Participación Ciudadana revelara que existe un total de 1,100 obras públicas inconclusas (algunas desde hace más de veinte años) a todo lo largo y ancho del país, una buena parte de ellas escuelas y hospitales: ¿es realmente prioritario, para este pobre y jodido país, embarcarse en la construcción de un costosísimo metro habiendo tantas necesidades elementales todavía pendientes de satisfacer?

Sesgos interpretativos

El presidente del Consejo de Asesores Económicos del Gobierno, Julio Ortega Tous, fue muy enfático al descartar que la severa crisis económica que afecta al país haya sido provocada por la quiebra de tres de nuestros más importantes bancos, como enfático fue también al señalar que el equipo económico del gobierno tuvo que sacar a los técnicos del Fondo Monetario Internacional de la «interpretación sesgada» que atribuía esa crisis a un supuesto fraude bancario. Menos de 24 horas después de aparecer en la prensa esas declaraciones, sin embargo, el secretario técnico de la Presidencia, Temístocles Montás, reveló a un popular programa de televisión que el acuerdo con el FMI incluye el compromiso del gobierno de sancionar a los responsables de la quiebra de los bancos. ¿A cuál sesgo interpretativo debemos hacerle caso?

Depredaciones

Lo lógico sería esperar que las declaraciones del primer ministro haitiano, Gerard Latortue, advirtiéndonos sobre la posibilidad de que el «desastre ecológico» de nuestros vecinos termine afectándonos de muy mala manera, disparen algunas alarmas en nuestras autoridades, pero tratándose de unas relaciones históricamente caracterizadas por la indiferencia o la mutua exclusión no es descartable que también en esta oportunidad nos hagamos los desentendidos, a pesar de la gravedad de la advertencia y a pesar, también, de que hace tiempo que los efectos de esa catástrofe se sienten de este lado de la frontera sin que nos querramos dar por aludidos. Esa callada pero destructiva faena de nuestros vecinos en territorio dominicano no solo se expresa en la patente deforestación de buena parte de nuestro bosque seco a lo largo de la línea fronteriza, sino también en el litoral atlántico a la altura de Monte Cristi, donde según denuncias de las autoridades medioambientales han muerto miles de peces y otras especies marinas a causa del envenenamiento de las aguas a manos de pescadores haitianos.

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