Desde que una ley demuestra en la práctica sus insuficiencias y debilidades, es susceptible de ser modificada para ajustarla a los propósitos originales de los legisladores que la votaron y la sociedad que la demandó, por lo que nada tiene de pecaminoso o dañiño para nuestra vida institucional que el polémico Código Procesal Penal reciba algunos retoques que lo adecúen mejor a la realidad delictiva que vive la sociedad dominicana de hoy. No están en discusión las buenas intenciones que animan al senador José Tomás Pérez a someter a la consideración de sus colegas un proyecto de ley que -entre otras cosas- prohibiría la libertad bajo fianza a los reincidentes de crímenes, como tampoco lo está la facultad que tienen los senadores, al igual que los diputados, de introducir los cambios que crean convenientes en ese código o cualquier otra ley si eso nos da mejores leyes y mejores códigos. Eso no quiere decir, sin embargo, que haya que aceptar como bueno y válido que este Congreso, al que apenas le queda un mes de vigencia, sancoche una modificación que debería ser tarea, por sus implicaciones, de los nuevos congresistas, sin dejar de recordar que la prisa en materia legislativa ha dado siempre muy malos frutos.

Burradas

 Como un burro que sale en la primera plana de un periódico merece, por lo menos, un nombre, llamenos Malarrabia al jumento que hace unos días mató a mordidas y patadas a su amo en un campo de Santiago, lo que le ha merecido la notoriedad pública de que hoy disfruta pero también el castigo que se le ha impuesto por su “crimen”, que parece ser la pena de muerte pues los familiares de su amo lo han ammarrado en un lugar apartado y de forma tal que no puede alimentarse ni beber agua. Triste destino el de ese pobre animal, calificado de “homicida” por el periódico que le ha hecho famoso, pero esa fama solo ha servido para poner en evidencia, una vez mas, que muchos seres humanos solo nos diferenciamos de los animales en nuestra capacidad de hablar por un celular.

Reincidencia

 Parece que no están presos y a buen recaudo, como anunció la Policía Nacional, quienes se dedican al asalto a mano armada de camiones cargados de mercancías, actividad delictiva que tiempo atrás se convirtió en una verdadera pesadilla para comerciantes y empresarios de todo el país, pues un camión cargado de arroz fue asaltado por varios individuos vestidos y armados como militares la madrugada del martes en una comunidad de Santiago de los Caballeros, que luego abandonaron, vacío y virtualmente desmantelado, en la autopista 6 de Noviembre. Hace unos meses la institución del orden anunció la captura, celebrada como otra muestra más de su eficiencia, de una banda que se dedicaba al robo de camiones cargados que hasta tenía varios almacenes alquilados en la zona oriental para esconder lo robado, y hasta se atrevió a decir que había devuelto la tranquilidad a nuestras carreteras, pero es evidente que o el trabajo quedó incompleto o el Código Procesal Penal volvió a hacer de las suyas.