QUE SE DICE
Problemas premodernos

QUE SE DICE <BR>Problemas premodernos

 

Los productores agropecuarios de la zona de José Olivares, en Polo, Barahona, pueden dar sobrado testimonio, porque lo están padeciendo en carne propia, de lo que es vivir en la más absoluta premodernidad, pues el pequeño camino vecinal que los comunica con Polo, donde suelen comerciar sus productos, está a medio talle desde el anterior gobierno del Partido de la Liberación Dominicana. Estamos hablando de un problema que se resuelve, sin mucho apuro, con una semana de trabajo de un tractor, como muy bien señala el señor Pablo Reyes, portavoz de los quejosos. Conocidas las tribulaciones de esa empobrecida comunidad, pero sobre todo lo poco que habría que hacer para aliviar sus penurias, es de suponerse que algún funcionario de este gobierno dispondrá cuanto antes el envío de ese tractor, aunque solo sea para que esa gente también tenga la oportunidad de subirse, con todo derecho, al tren de la alegría que nos llevará -contentos y felices- al prometido paraíso de la modernidad.

Profilaxis

El mayor general Sigfredo Fernández Fadul, director de la Autoridad Metropolitana del Transporte (AMET), reveló ayer en un programa de televisión, como quien no quiere la cosa, que al llegar a ese puesto recibía más de 60 denuncias a la semana de parte de ciudadanos que aseguraban haber sido objeto de abusos o maltratos de parte de agentes de AMET, pero que ha logrado reducir esa alarmante cifra a menos de diez a la semana, que todavía es demasiado, acogiéndose a las directrices del Presidente de la República sobre la necesidad de hacer respetar la ley de tránsito respetando, igualmente, los derechos de los ciudadanos. Las revelaciones del oficial retratan, en toda su crudeza, las dimensiones del problema al que nos enfrentamos, pues resulta evidente que esos agentes -la mayoría procedentes de la Policía Nacional y las Fuerza Armadas- no han sido debidamente entrenados para lidiar con la ciudadanía. El bochornoso espectáculo, difundido por varios canales de televisión, en el que aparecen dos agentes de AMET golpeando, pistola en mano, a un indefenso y desarmado ciudadano, ha provocado indignación colectiva, sentimiento que debería ser aprovechado para exigir a nuestras autoridades que se ponga fin de una vez por todas a los reiterados abusos de los miembros de una institución que lo menos que necesita, y con urgencia, es una profilaxis a fondo de sus filas.

PRD en el corazón

Es muy probable que la mayoría de las personas a las que se cuestione sobre la posibilidad de que el licenciado Hatuey Decamps forme tienda aparte, como suele decirse, creando una nueva organización política bajo la cual cobijarse junto a sus seguidores, responda que tal decisión sería el más grande error de su vida, por lo menos a estas alturas de una carrera política que no puede darse el lujo de dar pasos en falso. Será hoy, de todas maneras, cuando el licenciado Decamps anuncie al país, a través de una cadena nacional de radio y televisión, cuál será su próxima jugada, pero hay quien piensa que no hace falta esperar que se produzca esa alocución para saber por dónde andará la cosa, no tanto porque se trata de un hombre que ha dicho claro y alto, para que lo escuche todo el mundo, que nadie lo saca del partido en el que nació y creció, sino porque las opciones de las que dispone, más allá de bravuconadas y sentimentalismos, son ciertamente muy pocas.

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